La oigo subir por la escalera,
es ella, pienso,
estoy seguro,
sólo ella es capaz
de sacarle esa música
al cemento,
ya está aquí,
abro la puerta, la ayudo
con las bolsas:
café, mentas...,
y nos reímos un rato
del mundo.
¿Qué por qué?
Ni lo sé
ni me importa.
Un día gris, oscuro,
pero estamos enamorados.
¿Acaso hace falta más?
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