Era la soledad como su sombra,
tirando de los pliegues de su falda,
agobio que la hiere por la espalda,
la diluvia y la escombra.
Mi voz, que no la busca ni la nombra,
con arpones de luna la aguirnalda,
tristeza de color verde esmeralda
que oculta la verdad bajo la alfombra.
Tan última de todos y tan quieta,
al borde del abismo de un planeta
donde nadie la asiste;
tan huérfana de luz que la deslumbre
en la cumbre
más alta de estar triste.
Del libro Oceanario.
tirando de los pliegues de su falda,
agobio que la hiere por la espalda,
la diluvia y la escombra.
Mi voz, que no la busca ni la nombra,
con arpones de luna la aguirnalda,
tristeza de color verde esmeralda
que oculta la verdad bajo la alfombra.
Tan última de todos y tan quieta,
al borde del abismo de un planeta
donde nadie la asiste;
tan huérfana de luz que la deslumbre
en la cumbre
más alta de estar triste.
Del libro Oceanario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario