Te levantas cada mañana y desciendes por las escarpadas rocas que la conducen a la playa donde caminas lentamente, suavemente,
dejando sentir el roce de la arena bajo tus pies.
Desde la distancia me parece verte levitar de lo suaves y delicados que son tus pasos, de tu mágico caminar.
El viento se vuelve tierno y acaricia tu pelo, agitándolo como alas de mariposa...
Así eres, fresca como la mañana, delicada como la arena,
y de una belleza inmensa como el infinito mar... estimada señorita.
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