domingo, 17 de julio de 2016


Todos los días te veo entrar por la puerta del bar. 
Yo siempre llego antes y elijo el sitio desde el que mirarte.
 No pierdo detalle de tus buenos días, de tráigame un café cortado 
con dos de azúcar.
 Analizo cada movimiento de tus manos pasando las hojas de aquel libro y las miradas de soslayo. 
Grabo en mi retina tu forma de ladear la cabeza, como frunces el ceño si algo te disgusta y tu sonrisa al dar las gracias.
 Poco a poco iré juntando los retazos y tendré un día entero a tu lado...
 y quizá compartamos un café... quizá.

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