Y vamos otoñando de tristeza,
los dos en un planeta diferente,
tú, de verde fulgor, resplandeciente,
y yo que voy mudando la corteza.
La rosa decolora de firmeza
y el blanco del jazmín se vuelve ausente;
de noche soy un rio transparente
que surca el horizonte de tu pieza.
Cada vez más difusa y más lejana,
rubor que en la mañana
diluye en amarillo sus reflejos.
Nada queda de ti, doliente y poca,
dos besos en la boca
y otra lluvia, quizás, cayendo lejos.
Del libro Oceanario.
los dos en un planeta diferente,
tú, de verde fulgor, resplandeciente,
y yo que voy mudando la corteza.
La rosa decolora de firmeza
y el blanco del jazmín se vuelve ausente;
de noche soy un rio transparente
que surca el horizonte de tu pieza.
Cada vez más difusa y más lejana,
rubor que en la mañana
diluye en amarillo sus reflejos.
Nada queda de ti, doliente y poca,
dos besos en la boca
y otra lluvia, quizás, cayendo lejos.
Del libro Oceanario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario