lunes, 12 de septiembre de 2016

Naufragio


Antigua soledad, tu boca sabe
los besos que le debes a mi boca
y en este desamor que nos convoca
hay que quemar la nave.
Cerrar el corazón con doble llave,
volverse cardo y roca,
que el tiempo del olvido que nos toca
destile sin dolor su pena grave.
Al son crepuscular de la tristeza
un pájaro de azul delicadeza
renacerá tal vez de los despojos.
Es hora del adiós, no habrá un mañana,
ni una lluvia detrás de la ventana,
ni un barco en el naufragio de tus ojos. 

Del libro Oceanario.

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