El 23 de junio de 1985 el vuelo 182 de Air India explotó sobre las costas de Irlanda víctima de un acto terrorista.
El biólogo hindú Chandrasekhar Sankurathridebería haber estado entre el pasaje pero el exceso de trabajo le separó de su mujer y dos hijos, que fallecieron en la catástrofe.
El tormento y la soledad deChandra duraron casi tres años.
En 1988 abandonó su casa y su trabajo en Canadá para volver a la India y dar un nuevo sentido a su vida:
Devolver gratis la vista a más de 130.000 hindúes.
ciego esperando operación de cataratas
La historia
Tras perder todo aquello que amaba, Chandra deambuló de casa al trabajo tropezando día a día con una rutina que cada vez mellaba más su autoestima.
Al borde de la locura y depresión se conjuro para salir del pozo haciendo lo que más le gustaba: Curar enfermos.
La magnitud de la nueva empresa debería llenar el agujero dejado por las carencias de afecto. No se trataba de poner un consultorio en el barrio, sino de movilizarse radicalmente por una empresa digna de la memoria de sus hijos.
Chandrasekhar Sankurathri responde al prototipo de inmigrante con expediente impoluto y exitoso. Nacido en una aldea pobre de la India meridional, tras estudiar en su país, emigró a Canadá donde ejerció como biólogo para el Ministerio de Sanidad.
Vivió en Ottawa junto a su mujer y sus dos hijos canadienses.
Hasta el fatídico 23 de junio de 1985.
“Nunca llegué a ver sus cuerpos, así que no tenía certezas. Solía pensar que estaban ahí fuera, en alguna parte. Este pensamiento me persiguió durante mucho, mucho tiempo.
Después de tres años, me pregunté, ¿qué estoy haciendo aquí?”
Buscando sus raíces y velando por el recuerdo de su mujer volvió a Kakinada enAndhra Pradesh (India) su ciudad natal.
Dejó atrás una vida tan acomodada como rota y un futuro enquistado para redimir penas ayudando a los menos afortunados.
Con los ahorros de 15 años de trabajo y el nombre de su mujer creó la fundación “Manjari Sankurathri Memorial Foundation” (MSMF), destinada a regular sus inquietudes altruistas. De sus antiguos contactos del Ministerio de Sanidad canadiense sacó sus primeras donaciones para fundar en Kakinadauna escuela con el nombre de su hija perdida. “Sarada School”.
Escuela totalmente gratuita, subvencionada por las dádivas caritativas cosechadas internacionalmente por la impagable locuacidad del Dr. Chandra…
Pero él no estaba satisfecho.
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Miradas como estas:
Todos los días acompañaba en ruta al único y destartalado autobús que recogía a los alumnos de la escuela… y a un grupo de ciegos que llevaba al pueblo.
En la India hay más de 15 millones de ciegos víctimas de cataratas y pequeñas
dolencias insalvables para un sistema sanitario casi inexistente en las pequeñas zonas rurales.
El desconocimiento y la ignorancia convierten simples dolencias en cegueras prematuras. El Dr. Chandra tenía la respuesta: Educación y cirugía primaria.
En 1993 con el apoyo de varias asociaciones Indias y canadienses (Help the Aged y Orbis International ) consiguió abrir un pequeño consultorio que atendía personalmente y que poco a poco se fue convirtiendo en un humilde hospital.
Su nombre, lógicamente inspirado por el último de los hijos perdidos,
“Instituto de Oftalmología Srikiran”.
Desde la apertura del hospital, se han realizado más de 137.000 cirugías de cataratas, el 90 por ciento de ellas con carácter gratuito.
Cuatro cirujanos a sueldo realizan hoy unas 150 intervenciones al día (de unos 3 minutos) para cambiar las miradas de otros tantos pacientes agradecidos.
Pero para el Dr. Chandra todavía no es suficiente.
“ […] La cirugía de cataratas es una experiencia que cambia la vida sea cual sea el país y el paciente, pero que sigue inspirando temor a las personas que no pueden pagar por ella y que de otro modo están condenadas a la oscuridad para el resto de sus vidas.
Sólo unas pocas horas más tarde de la operación, se hace su vida totalmente diferente, todo cambia ( la forma de caminar, de actuar, la sonrisa..)
Es realmente gratificante ver la satisfacción, el sentimiento de sus rostros, sobre todo en los niños y en las personas de más edad.
Aquellos que pensaban que había llegado al final de su vida, sin ver la luz…”
(fuente:www.helptheaged.org.uk)
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