Si el sol hubiera nacido cerca del borde de la galaxia,
es probable que ni la tierra ni la vida se hubiesen producido.
Esto es lo que implica la primera búsqueda de los discos de formación
planetaria en las afueras de la Vía Láctea.
Las estrellas situadas en los confines de nuestra galaxia
tienen poco oxígeno, silicio o hierro,
que son los principales ingredientes de planetas como la Tierra,
así que los astrónomos, desde hace mucho tiempo,
han puesto en duda que la vida pudiera existir allí.
Ahora tienen pruebas sólidas para su pesimismo.
Chikako Yasui y Naoto Kobayashi de la Universidad de Tokio, Japón,
y sus colegas observaron dos grupos de estrellas muy jóvenes en Casiopea,
a 62.000 años luz del centro de la Vía Láctea,
en una nube de gas y polvo llamada Digel Cloud 2.
Las estrellas sólo tienen unos 500.000 años.
La mayoría de las estrellas jóvenes orbitan en discos de gas y polvo
que pueden generar planetas.
Pero las observaciones de infrarrojos del equipo revelaron
que sólo 1 de cada 5, de las 111 estrellas examinadas, tenían discos.
Yasui y sus colegas, echan la culpa a la escasez de elementos
que conforman las partículas de polvo.
Normalmente, el polvo bloquea la dañina luz ultravioleta de las estrellas, prolongando la existencia de los discos.
Con tan poco polvo, sin embargo, los discos se desintegran rápidamente.
Los hallazgos del equipo aparecerán en The Astrophysical Journal.
by.bitenavegante
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