
El cielo encapotado goza silencioso el melancólico silbido de la flauta.
Callan también las golondrinas.
Ayer oscureció más temprano,
el tiempo quería hurtar las huellas de mis pasos sigilosos…
…Hoy van solitarios,
son simples movimientos sin huellas.
Incansables perseguidores de algo que huyese esconde tras la imagen de una sombra.
Viajeros descalzos peregrinos fieles,
¿a qué?
a la vida,
a lo invisible de este ocaso verde en el que los ángeles de la guarda los abandonan.
Mis pasos van y vienen como las olas en el mar buscando
respuestas sin descanso.
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