viernes, 19 de febrero de 2010

Tal vez lo encuentre ...


Cierro los ojos con fuerza,
me gustaba esa idea que caminaba sobre el respaldo de mi cama,
poco antes de que yo abriera los ojos,
me gustaba la cadencia con la que se dejaba llevar,
me gustaba el color anaranjado que tenía,
porque también era amarillo y un poco rojo.
Estiro la mano buscando el reloj y el trayecto es frío,
no quiero levantarme, quiero volver a la burbuja transparente de colores cálidos,
quiero otra vez ser ese ovillo de lana escondido entre las mantas dejándome
tentar por una idea.
La veo más clara, es intrigante.
Me siento capaz de abordarla y dibujarla.
Esa visión rotunda me desovilla, me hace saltar de la cama,
me lleva corriendo a la ducha sin que me importe si el agua no está lo suficientemente
caliente aún, y se mete conmigo bajo el agua.
Se deja mojar y derretir ante mis ojos.
Pierde forma cuando la contrasto con los colores grises que vienen de afuera.
Casi se desmaya.
La miro empapada y tiritando, le presto mi toalla, la envuelvo,
le hablo, le digo algo.
Y ella me pregunta si la voy a escribir.
Mi mirada en respuesta debe haber sido elocuente,
por eso ella miró para afuera perdiéndose en los tejados y me dio la espalda.
Enseguida escuché su voz trémula diciendo “mejor no”.
Mejor no.
Todo cuanto percibo me dice mejor no.

Entonces me seco con la parte mas tibia del "mejor no",
me miro al espejo y me peino con la mejor parte del "mejor no".
Me miro otra vez y esa que está del otro lado es el mejor no que he visto
en los últimos tiempos,
por suerte el espejo está empañado y la borro.
Y la dejo hecha un mamarracho distorsionado en el cristal.

Me salgo, me alejo buscando un si.

Mejor un si.
Tal vez lo encuentre en algún peldaño de este día.

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