Respirar, después de todo, es una cosa tan sencilla.
Basta que el diafragma, músculo especializado y localizado en la base de la caja torácica, se contraiga y cree una presión negativa al incrementar el volumen del tórax.
Al ser la presión atmosférica mayor a la presión intraalveolar, el aire fluye desde el mundo hacia los pulmones.
Después, al relajarse los músculos respiratorios, el volumen del tórax se ve reducido, desarrollando así una presión positiva que empuja al aire a fluir desde los pulmones hacia el mundo exterior.
Hacia el mundo en el que vives. Hacia el mundo lleno del aire que acabas de respirar y que ahora me acaricia los bronquios.
Respirar el mismo aire, ves, es tan sencillo, tan simple, tan cosa del inconsciente, del sistema autónomo, de las peripecias de la vida, de las veredas que escogimos, de las puertas que abrimos, de los pasos que dimos.
Respirar, al fin y al cabo, es una cosa tan simple, tan ubicua, tan invisible; intangible pero fundamental.
Respirar, como ves, es una cosa elemental.
Sin embargo, a veces
se me complica, sabes?
Se me complica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario