El principio antrópico establece que cualquier teoría válida sobre el universo tiene que ser consistente con la existencia del ser humano.
En otras palabras: "Si en el Universo se deben verificar ciertas condiciones para nuestra existencia, dichas condiciones se verifican ya que nosotros existimos".
Existen dos formas de principio antrópico, la débil y la fuerte. La forma débil sostiene que la vida puede surgir y existir sólo durante una cierta época de nuestro universo.
La forma fuerte establece que la vida podría surgir, en cualquier época, sólo en un tipo especial de universo. El principio antrópico débil se limita al universo en que vivimos; el fuerte se refiere de manera implícita a muchos universos posibles.
Un argumento que ejemplifique el principio antrópico débil es el que entregó Robert Dicke el año 1961 en un articulo de la revista Nature, pero para comprender su argumentación, debemos remontarnos a 1938, año en que Paul Dirac, físico ganador del Nobel, afirmó que una cierta combinación de constantes fundamentales de la naturaleza, multiplicada y dividida de una determinada forma, daba como resultado justamente la edad del universo, cerca de 10 mil millones de años.
Algunas constantes fundamentales de la naturaleza son, por ejemplo, la masa del electrón
me= 9.108 x 10>-28 gr. y la velocidad de la luz c= 299.792.458 m/s se supone que estos valores son los mismos en todo tiempo y lugar.
A Dirac, la coincidencia entre los dos tipos de números, uno basado en cantidades microscópicas($m_e$); y el otro, en el universo como un todo ($c$), le parecía algo muy lejano a ser una simple casualidad, y sugirió la posible existencia de una relación entre las constantes fundamentales y la evolución del universo.
Pero, como la edad media del universo evidentemente aumenta con el tiempo, también las constantes fundamentales de la naturaleza tendrían que ir cambiando para mantener la relación que Dirac proponía.
Entonces Dicke explico la coincidencia de Dirac de una manera totalmente diferente. Los físicos, argumentó, sólo pueden existir durante una estrecha ventana de tiempo en la evolución del universo.
El carbono del cuerpo de los físicos requirió de una estrella para forjarlo, de modo que un universo habitado por físicos y otros seres vivientes debe ser suficientemente antiguo como para haber formado estrellas.
Por otra parte, si el universo fuese demasiado antiguo las estrellas se habrían consumido y, por lo tanto, habrían eliminado la fuente principal de calor y luz que hacen habitables los planetas que giran en su orbita.
Los físicos sólo pueden existir durante una época en que la edad del universo sea aproximadamente el tiempo de vida de una estrella promedio.
Dicke calculó esta cantidad en términos de principios básicos de física, y descubrió que era igual a la combinación de las constantes fundamentales que Dirac habia mencionado, lo que en números igualaba la cifra aproximada de 10 mil millones de años.
Así, la igualdad en los dos números de Dirac no era una coincidencia, sino una necesidad para nuestra existencia.
Dicke estableció que las constantes eran efectivamente constantes.
Muchísimo antes o muchísimo después de la época actual, la combinación de constantes fundamentales de Dirac no igualaría la edad del universo, pero los físicos no estarían allí para discutir tal situación.
Un ejemplo de principio antrópico fuerte lo da en 1968 Brandon Carter, en el cual se establecía que muchos de los valores de las constantes deben permanecer dentro de un rango limitado con el fin de permitir que la vida surja, incluso durante la ventana del tiempo de Dicke.
Por ejemplo, el surgimiento de la vida requiere de la formación de planteas, la que a su ves requiere de la existencia de estrellas de las que se puedan desprender fragmentos.
Al analizar las condiciones necesarias para la formación de estas estrellas "conectivas",
Carter halla que los valores de algunas de las constantes fundamentales están limitados por un cierto rango.
Este rango incluye los valores de nuestro universo.
La suposición de que las galaxias, estrellas y otras condiciones especiales son necesarias para la vida está implícita en este argumento y en todas las formulaciones del principio antrópico; sin embargo, como nuestra experiencia con la vida se limita a la biología terrestre, dicha suposición resulta muy difícil de comprobar.
Según esta línea de pensamiento, sólo un universo con las propiedades específicas del nuestro, incluyendo los valores de ciertas constantes fundamentales y condiciones iniciales, permitiría nuestra existencia.
Por ejemplo, la proporción entre la masa del protón y el electrón, que medido en laboratorio es de 1836, no podría ser 2 ni de 2.000.000 en nuestro universo, una que dichos valores producirían una física, una química y una biología incompatibles con la sustancia viviente.
Los valores de 2 o 2.000.000 podrían existir en otros universos, y serían perfectamente satisfactorios de cualquier modo, excepto en la capacidad de permitir nuestra existencia.
¿Es acaso nuestro universo el único posible?
¿Es el único conjunto de leyes y parámetros intrínsecamente coherente?
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