sábado, 26 de junio de 2010

En una tarde de lluvia ...

Había una vez un paraguas con mango de caña lustrada,

vara de madera dura, costillas de acero y tela impermeable negra,

muy muy viejo, que ya no usaba.

Lo que más le dolía al viejo paraguas era estar solo en el paragüero,

o permanecer siempre en algún mueble o en el portafolios

de su antiguo dueño.

Solía recordar, con nostalgia, aquellas tormentas con lluvias torrenciales, cuando abría la inmensa plenitud de su tela para proteger a su dueño.

Hoy salí a caminar bajo la lluvia y Él está sonriente...



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