martes, 13 de julio de 2010

¿Por qué los vampiros odian el ajo? La porfiria

Una de las formas más conocidas de evitar el ataque de los vampiros, es ayudarse de su aversión a los ajos.

Colocándonos una ristra de ellos alrededor del cuello.

Así lo hemos visto reflejado en las historias como una superstición que nos salvaría el cuello, nunca mejor dicho, ya que debido a su sensible olfato, el ajo resultaría fatal para el monstruo.

Otra manera de emplear el ajo, sería mezclarlo con agua y esparcirlo por el suelo que pisará el vampiro.



Por supuesto, dichos seres de la oscuridad proceden del mundo de la ficción, pero existe una enfermedad, la porfiria, que tiene unos síntomas exactos a los que padecía el conde Drácula.

Estos, le impedían exponerse al sol debido al riesgo de sufrir graves lesiones en la piel.

Y alimentarse u oler el ajo, agravaría la severidad de un ataque de porfiria.

El cuerpo padece la porfiria cuando órganos como el hígado y la médula osea entre otros, producen en exceso porfirinas, ALA (ácido delta aminolevulínico) y PBG (porfobilinógeno). Entonces las enzimas que se encargan de la HEMO (hemoglobina), comienzan a actuar deficientemente y se acumulan estos elementos perjudiciales.



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