El 13 de diciembre, al Público pusieron una historia sobre las constelaciones zodiacalas, las creencias astrológicas y la astronomía de esas cosas.
Entre otras cosas, en el artículo se mencionaba que durante la primera parte de diciembre el Sol no está en Sagitario,
sino que pasea sobre las estrellas de Ofiuco (Ophiucus - El Serpentario).
Por supuesto, ni los astrónomos descubren constelaciones ni Ofiuco es una novedad en el cielo.
De hecho, de eso precisamente hablaba el artículo.
Uno podría sin más decir que así está el mundo del periodismo y etcétera, pero siendo cierto sería injusto.
Quiero decir, es algo más general, relacionado con el asunto de la inmediatez y la globalización de la información.
No hay que hacer muchos cálculos (entre otras cosas porque de estos temas los doctores abundan y ya lo han hecho) pero si la cosa funciona en un ratito tendrás un tema de moda en las redes, eso del trending topic .
Veamos qué pasa cuando una noticia similar surge en un lugar adecuadamente ignorante y adecuadamente interconectado.
Veamos qué pasa cuando una noticia similar surge en un lugar adecuadamente ignorante y adecuadamente interconectado.
Comunicador en red.
La noticia es de premio e incluye todos los elementos necesarios:
El redactor da por supuesto que esto es una novedad,
da por supuesto que durante años estábamos ignorantes de la verdad
y que unos científicos han destapado el error...
El artículo incluye además opiniones de peso
como la una la astróloga.
Ella, la astróloga, Amalia de Villena, :
"Cada cierto tiempo hay una polémica de este tipo.
Claro que las constelaciones van cambiando con las estaciones,
los movimientos de la tierra, pero los horóscopos tal
y como se utilizan hoy en día son perfectamente fiables".
Claro, pero no tienen nada que ver.
Cierto que hay una breve mención a que
"No está demostrado que los signos tengan influencia sobre el carácter",
que es al fin y al cabo lo que contaba la noticia original de The Star Tribune de Minnesota (EEUU) hace una semana,
y que ha sido rebotada como si fuera algo nuevo.
Ellos mismos lo comentan hoy en otra nota:Sign of the times: Astrology story soars like a comet.
Incluso cuando los medios comienzan a recoger el asunto,
como hace La BBC.
(Los signos del zodíaco no cambian ni Ofiuco entra en vigor),
presuntamente contando la historia en plan periodístico.
¿Qué va a opinar, es que están idiotas?:
Por su parte, el psíquico y astrólogo Walter Mercado ha confirmado que las fechas tradicionales del Zodíaco"Se quedan como están" y que las observaciones del astrólogo hindú no afectarán al horóscopo occidental.
"El horóscopo oriental está basado en constelaciones visibles desde allá y por lo tanto sus fechas difieren de las que utilizamos en Occidente", ha explicado.
Cómo se puede ser tan tonto... pero ya ven, ahí queda,
como si fuera un experto.
(Por cierto, ¿un astrónomo hindú? ... en fin).
En cualquier caso, por si alguien estaba despistado, no hay constelaciones zodiacales nuevas: esto es una decisión cerrada, ya hace casi un siglo,
En cualquier caso, por si alguien estaba despistado, no hay constelaciones zodiacales nuevas: esto es una decisión cerrada, ya hace casi un siglo,
por la Unión Astronómica Internacional, que fijó en 88 el número de regiones del cielo acotadas con sus límites definidos y llamadas constelaciones, que se nombran en latín, y en las que la eclíptica pasa por 14 constelaciones
(bueno, es que aparte de Ophiucus el 27 de marzo la eclíptica toca la esquina de Cetus, de forma que el Sol está durante unas 12 horas entre Pisces y Cetus, muy propio).
Si contamos los planetas y Plutón, que sigue apareciendo alegremente en los horóscopos de esos timadores astrólogos, además de esas 14 constelaciones que marcan el camino aparente del Sol a lo largo del año, sumaríamos un total de 28 constelaciones si consideramos aquellas en las que pueden colocarse esos astros.
Con lo que, sensu stricto, si la creencia astrológica usa las posiciones
en el cielo de los planetas (incluyendo Urano y Neptuno, siempre después
-y no antes- de su descubrimiento por los astrónomos, que nunca antes
se quejó un astrólogo de una influencia faltante, y Plutón que ya no es planeta, pero que tampoco se incluía antes de su descubrimientos astronómico -que no astrológico- en 1930), el Sol y la Luna, sobre ese dibujo
de las constelaciones, deberíamos tener un zodiaco mucho más ampliado,
qué menos.
No hace falta que les cuente estas cosas tan sabidas, pero da igual, el trend, la moda, es la ignorancia repetida, amplificada y coreada por el mejor sistema de amplificar que ha conseguido elaborar el ser humano.
No hace falta que les cuente estas cosas tan sabidas, pero da igual, el trend, la moda, es la ignorancia repetida, amplificada y coreada por el mejor sistema de amplificar que ha conseguido elaborar el ser humano.
Pero debemos congraciarnos, porque lejos de la moda y la viralidad, también permite que el pensamiento crítico, la razón y la ciencia, se distribuyan allá donde nunca antes habían llegado.
Pero, eso, sólo si dejamos de globalizar la ignorancia y nos dedicamos
a diseminar un poquito el conocimiento.
Muchos incluso podrán nombrar todos los signos en orden,
o sabrán algunas características de otros signos,
y las compatibilidades e incompatibilidades.
Es curioso... eso no estaba en los libros de texto.
No es menos complicado que aprenderse la lista de los presidentes
o las preposiciones, o las cuatro reglas básicas de las operaciones habituales.
Si, esas cosas que con tanto esfuerzo logramos más o menos aprender.
Analicemos la persistencia de la creencia astrológicas porque se nos inculca una y otra vez el recetario básico de la creencia, cada vez que un periódico publica el horóscopo contribuye a que sigamos teniendo presente
esos 10 mandamientos astrológicos (o 12, aunque sean 14 o 28).
Por eso, cuando uno (incluso aunque no sea periodista) lee que hay
un NUEVO signo en el cielo, se sorprende, y se lo manda
a todos sus allegados.
Que, con eso de la red, son muchos.
O sea, lo que decíamos.
El círculo se cierra y solo con más información,
con más conocimiento, podremos combatir
este estado de entontecimiento generalizado.

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