viernes, 21 de enero de 2011

Cómo sea...


Hay momentos en que te da ganas de manera irresistible. 

Una tentación. 

A cualquier hora, en una circunstancia improvisada,
 en el lugar más acostumbrado, ante un reclamo, a contrapelo
 y contracorriente.

 Es decir, ignorando obligaciones, desechando quehaceres, contrariando órdenes y saltando compromisos. 

Indolencia: palabra funesta para un sistema de vida que no se cansa de exigir, de presionar y de dejar de lado a quien 
no se adecua al ritmo frenético.

Mecánica: esbozar un bostezo y dejarse caer.

 Estrategia: auspiciar el boicot al estrés, desafiar la gravedad, catapultar la relajación casi absoluta.

 Hipnosis natural: descenso al olvido de lo ordinario, reencuentro con el origen de tu propia sustancia, fantasear sin límites. 

Protesta: ante los malos humores, contra la falta de estímulo, zancadilla a la depresión acechante.

 Abandono: dejar todo para rehacernos, sentirnos positivamente solos, exultantemente únicos. 

El sueño como respuesta al miedo absoluto:
por cada vez que me acuerdo/ que me tengo que morir/ 
tiendo una manta en el suelo/ y no me harto de dormir
decía una copla de Antonio Machado. 

Bendita quietud.

 Ocurrencia: parar la vida sin que la vida muera.

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