Hay momentos en que te da ganas de manera irresistible.
Una tentación.
A cualquier hora, en una circunstancia improvisada,
en el lugar más acostumbrado, ante un reclamo, a contrapelo
y contracorriente.
Es decir, ignorando obligaciones, desechando quehaceres, contrariando órdenes y saltando compromisos.
Indolencia: palabra funesta para un sistema de vida que no se cansa de exigir, de presionar y de dejar de lado a quien
no se adecua al ritmo frenético.
Mecánica: esbozar un bostezo y dejarse caer.
Estrategia: auspiciar el boicot al estrés, desafiar la gravedad, catapultar la relajación casi absoluta.
Hipnosis natural: descenso al olvido de lo ordinario, reencuentro con el origen de tu propia sustancia, fantasear sin límites.
Protesta: ante los malos humores, contra la falta de estímulo, zancadilla a la depresión acechante.
Abandono: dejar todo para rehacernos, sentirnos positivamente solos, exultantemente únicos.
El sueño como respuesta al miedo absoluto:
por cada vez que me acuerdo/ que me tengo que morir/
tiendo una manta en el suelo/ y no me harto de dormir,
decía una copla de Antonio Machado.
Bendita quietud.
Ocurrencia: parar la vida sin que la vida muera.
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