miércoles, 23 de febrero de 2011

Carnación...


Carnación

Vienes de mi cuerpo
y tengo tatuada la sombra
para nunca más volver
el mismo hombre desnudo
buscándome sobre el “mírame”
de tus manos.

¿Donde está mi ausencia?
Aullaba la Vía Láctea.

Largo sudor de la fruta caída.

Adentro, según abrimos.
Más adentro como el cielo y la tierra
por el beso en la frente del tiempo, tu breve historia,
 pero se mueve.

¡Galileo, levántate! Buda ya enloqueció.

No me digas “Infinito” porque
gatos persiguen a las luciérnagas
como una mesa y sus átomos.

Sonaba
el a e i o u de tu cuerpo.
Yo, verbo.

Cada parpadeo es un brillo del destino, 
por eso hago el silencio dentro de mi voz.

Ahora lo sé: cada paso es la piel
como mis primeras palabras

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