Oscuridad repentina y absorbente,
como mirar dos horas seguidas el alma brillante de la lámpara encendida y así de improvisto,
una inquietante negrura.
Desintegración total de las sombras.
Nebulosa en los ojos.
Corriente de hachazos a ras de hueso
, de todos, sin excepción, incluso en aquellos en los que desconocía
su existencia.
Frío ártico en el alma.
Solo quiero correr, escapar vivo de allí.... ..
Ingenuo de mí que en esas perspectivas no soy capaz
de ver todas las kilométricas e intrínsecas carreteras
que tendré que recorrer para vislumbrar la luz.
Respirar a tropezones, a palos de ciego.
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