Las hojas de un libro suelen esconder nuestras ilusiones.
Cada vez que me encuentro con una hoja que me llama la atención, dejo volar la imaginación.
Es como un ejercicio mental para construir de la nada un mundo más real si cabe del que uno pudiera llegar a pensar.
Esta hoja la encontré en una zona de poca iluminación.
Sombría y húmeda.
El lecho que tenía reservada después del capricho
de una ráfaga de viento.
Una capa de musgo, era demasiada fría para albergar tanta belleza.
Al fin y al cabo, entre hojas su merecido descanso será más ameno.
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