Está bien.
Pueden sintetizar la corteza del sauce y fabricar aspirinas.
Pueden ir de un planeta a otro, porque está claro que todos somos trashumantes
(he dispuesto que hasta el ganado cambie de praderas en busca de alimento)
Pueden, inclusive, desafiar el sonido y la furia, que es mi naturaleza,
y construir sus frágiles viviendas con vanidad de eternas
y maldecirme cuando se desmoronan
y desafiar mis mandamientos
y vaticinar qué ocurrirá mañana y amenazar con destruir la tierra
pero jamás lograrán descubrir mi paradero y si lo hicieran
no podrían ni siquiera abrir la puerta.
No saben lo que buscan.
Esto pensaba en su guarida mientras bebía un vino nuevo
con Bin Laden
y le ordenaba con voz de Humprey Bogart,
esta vez a un pálido pianista:
"tócala de nuevo, Mozart"
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