Los seres humanos nos acostumbramos pronto.
Sabemos que, en ocasiones, nos sobrevuelan millones de toneladas
y continuamos nuestras vidas confiados sin preguntarnos
¿Por qué no caen?
Bueno, en ocasiones caen de forma rápida y violenta
ocasionando enormes daños.
No, no estoy hablando de los aviones.
¿Nunca se habrán preguntado porque flotan las nubes?
El vapor de agua es un gas, y como tal,
se mezcla con los gases que están presentes en el aire.
De hecho, siempre existe una cierta cantidad de vapor de agua presente
en el ambiente, es lo que conocemos como humedad ambiental.
Pero las nubes no están formadas por vapor de agua.
Las nubes se forman cuando el vapor de agua se condensa
en gotas de agua o en cristales de hielo.
Y como todos sabemos una gota de agua o un cristal de hielo
son materiales pesados que no deberían flotan en el aire.
Lo cierto es que no flotan, sino que suben
y bajan de forma constante.
Su tendencia natural sería caer aunque intervienen otros efectos
para contrarrestar esa tendencia.
Una gota de agua típica suele medir décimas o centésimas de milímetro
y cae a 1 o 2 centímetros por segundo dentro de su nube .
Eso permite que actúen sobre ellas distintos efectos que ralentizan
o impiden la caída.
En primer lugar, las nubes están en movimiento arrastradas por corrientes de aire. Así una corriente ascendente puede hacer que las gotas se mantengan en equilibrio, floten o incluso asciendan. También es necesario tener en cuenta la orografía del terreno, una corriente de aire que choca con una montaña se eleva y arrastra cualquier objeto con ella.
En segundo lugar, tenemos los efectos térmicos.
Esa misma corriente de aire se enfría al ascender y eso puede provocar
la condensación del vapor en gotas.
Pero esa condensación genera calor, y el aire caliente provoca
que la nube siga ascendiendo.
En general, los efectos esta muy interrelacionados
y son muy difíciles de analizar.
En último lugar esta la cuestión del tamaño de las gotas.
El agua forma núcleos de condensación que van creciendo en tamaño.
Cuanto mayor sea el tamaño, más difícil será que las gotas consigan mantenerse en el aire.
Un caso extremo sería la formación del granizo.
Las gotas se condensan y caen pero fuertes corrientes de aire
vuelven a elevarlas aumentando de tamaño en el proceso.
Si este proceso se repite suficientes veces la pequeña
gota de agua irá aumentando de tamaño hasta formar bloques
de hielo del tamaño de una pelota de tenis.
Mejor estar protegido cuando el cielo, finalmente,
se nos caiga encima en forma de granizo.
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