Llevo un mapa en mis manos,
buscando la pequeña cruz resplandeciente,
el punto justo donde hallar el tesoro.
Camino por pueblos y ciudades abandonados.
Me encuentro con desconocidos que me dan indicaciones confusas
y me hablan de caminos que tal vez no pasen nunca por ese u otro lugar.
A veces me siento en las plazas
y miro con estúpida nostalgia los grupos de palomas,
algún niño sonriendo con aire ausente...
que lejos me siento.
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