domingo, 28 de agosto de 2011

El día en que los Estados Unidos fue invadido por un enemigo imaginario




La Batallas de Los Ángeles, nombre con el que hoy se recuerda al evento ocurrido entre las últimas horas del día 24 y las primeras del día 25 de Febrero de 1942, fue quizás uno de los eventos más bochornosos protagonizados por las fuerzas de defensa nacional de los Estados Unidos de América, ya que durante la misma, y empujados por la paranoia que trajo el ataque japonés a Pearl Harbour, las unidades de control aéreo costero confundieron a un globo meterológico con un avión de reconocimiento de avanzada japonés.

 Convencidos de que estaban a puntos de ser atacados por bombarderos
 y muy posiblemente paracaidistas suicidas japoneses, el alto mando de
 la guardia nacional ordena que se comiencen las tareas de defensa.

 La población, aterrorizada por las sirenas de alarma, corrió a esconderse en todo tipo de sótanos y refugios, mientras que a su veces era cortado el suministro eléctrico a toda la ciudad sólo permitiendo la alimentación de los gigantescos focos direccionales de luz a lo largo de la costa que iluminaban los cielos en busca de bombarderos. 

A la par, la guardia civil comenzaba a tomar posiciones estratégicas y distintos escuadrones aéreos comenzaban a ponerse a punto, entre los que se encontraba el 4to comando de interceptores, flota creada especialmente para defender la parte baja y media de la Costa Este de los Estados Unidos.
La batalla de los Ángeles
Si embargo, y como si las sirenas, los soldados, las luces
 y los aviones preparándose para enfrentar a los japoneses ya no fuesen mucho problema, el punto máximo de ésta invasión imaginaria comienza cuando pasadas las tres 
de la madrugada el alto mando, temeroso por la cantidad
 de espesas nubes de lluvia que surcaban el cielo, ordena
 a la 37ava brigada de artillería costera que abra fuego “sobre el enemigo”.


 Inciertos sobre donde se encontraba ése poderoso y ciertamente sigiloso enemigo, los artilleros realizaron todo tipo de distintos patrones circulares 
y lineales de fuego, intentando de ésta manera cubrir varios sectores del cielo con municiones explosivas. 


Esto duró menos de una hora y llevó a que, entre otros tipos de municiones, se disparasen más de 1400 balas de 12,8 libras -poco más de ocho kilogramos y medio-, varias con cabezas explosivas, las cuales al caer sobre la ciudad llevaron a causar destrozos sobre los edificios así como incendios y la muerte de tres inocentes.


Tapa del Los Angees TimesAl día siguiente, el secretario de la marina,
 Frank Knox debió salir a enfrentar a una fervorosa prensa que lo cuestionaba sobre qué fue realmente lo ocurrido y por qué, ciertamente, si no hubo flota de invasión japonesa alguna los sistemas de defensa de los Estados Unidos abrieron fuego causando destrozos y muerte en la ciudad. 


En vez de desmentir lo ocurrido y aceptar el error Knox dio respuestas inciertas, aumentando aun más la paranoia.

 Ante la conmoción el Congreso decidió establecer una comisión investigadora para analizar los eventos, y todo terminó siendo clasificando como un caso de nervios de guerra.

vía: Anfrix


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