jueves, 3 de noviembre de 2011

“Desvelada la secuencia del gen de la longevidad”

En primer momento, el titular me ha parecido sorprendente y llamativo, por lo que me he puesto a leer la noticia. 
Ya en el primer párrafo leo algo que no encaja demasiado con el titular:
 “Científicos europeos han secuenciado el genoma de cuatro personas de entre 105 y 122 años –una de ellas de Catalunya– con el objetivo de averiguar cómo se puede tener buena salud hasta edades excepcionalmente avanzadas.”
Si el titular habla de genes, no entiendo por qué dicen que lo que se ha secuenciado es el genoma.
 Que el genoma es todo el conjunto de material genético de un individuo y es cierto que ese material genético se organiza en genes.
 Y por lo tanto, el genoma se compone de genes; hasta ahí se puede establecer, aún, una relación.

Sigamos con el artículo, dónde ahora nos hablan del proyecto en el que se enmarca este trabajo de secuenciación del genoma de cuatro centenarios.
 Y llegamos a un punto, para mi, interesante:
Secuenciar el genoma –es decir, describir la secuencia de los tres mil millones de unidades genéticas que forman el ADN– es un primer paso.

Pero después hay que encontrar en esta larga secuencia alguna información relevante que explique el secreto de la longevidad extrema.

“Es el punto en que nos encontramos ahora”,

informa el genetista del CRG.”
Si nos leemos este fragmento, vemos cómo, con la misma noticia, se desmiente radicalmente el titular de la noticia, pues, en realidad, lo que se ha secuenciado es todo el genoma, no el gen de la longevidad.
 Y es que para tener la secuencia de bases nitrogenadas que describen el gen (o los genes, pues no es seguro que sólo un gen describa una característica de un individuo o lo hagan un conjunto de genes trabajando conjuntamente) hay que aislar de toda la secuencia de bases la parte relativa a estos genes “de la longevidad” que, de momento, se desconoce aún, al contrario de lo que afirma el titular de la noticia. 
Lo que sí que nos permitirá la secuenciación de estos cuatro genomas será determinar que parte de la secuencia de bases de los cuatro genomas son iguales para deducir, así, cuáles son o podrían ser los genes que determinen una vida más larga.
Luego, el artículo sigue divagando en el tema de la longevidad y habla del reto lanzado por la Fundación X Prize a la comunidad científica basado en secuenciar cien genomas de personas centenarias en un plazo máximo de un mes a un precio no superior a 1000 dólares por genoma. 
Pero este ya es otro tema.
Lo interesante de la investigación y de la secuenciación de estos 4 genomas “centenarios” son las puertas que se abren ahora para determinar qué genes están involucrados en la longevidad para desarrollar terapias que nos permitan conseguir esa longevidad. 
La pregunta ahora sería si es ético o no alargar la esperanza de vida de una humanidad cada vez más vieja y que ocupa un planeta cada vez más superpoblado (recientemente se ha llegado a los 7.000.000.000 de habitantes, y se calcula que en el 2050 seremos más de 12.000.000.000).

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