martes, 8 de noviembre de 2011

NO era tan así...

Aquello que nos enseñaron sobre :
los Colores Primarios


Imagino que la mayoría conoce el concepto de color primario y color secundario.
En el colegio nos enseñaron que un color secundario se puede obtener a partir de la mezcla de dos primarios.
Sin embargo, en muchos casos esa enseñanza se impartió de forma incompleta.
Si les preguntara cuáles son los tres colores primarios, estoy seguro de que muchos de ustedes responderán sin dudar, que son el rojo, el amarillo y el azul.

También estoy seguro de que algunos otros responderán que son el rojo, el verde y el azul.

Y seguro que habrá quien conteste que «depende».

Los de este último grupo ya imaginarán de qué voy a hablar.

Cuando yo iba al colegio (no sé cómo estará la cosa ahora), el único contacto que teníamos con los colores era en la asignatura de dibujo.

Ahí nos explicaban que existían tres colores primarios:

el rojo, el amarillo y el azul.

El resto de colores se podía obtener mezclando esos tres.
Si mezclábamos azul y amarillo, por ejemplo, obteníamos verde;
y esto es algo que cualquiera puede comprobar con lápices de colores, ceras o pintura.
Sin embargo, cualquiera que haya utilizado algún software de dibujo o retoque fotográfico, y haya accedido a la herramienta para seleccionar colores, habrá comprobado que todos los colores se puede obtener mezclando rojo, verde y azul.
Es decir, son los colores primarios. El amarillo, sin embargo, sería un color secundario, ya que se obtiene combinando el rojo y el verde.
Y lo mismo dirá quien tenga relación con el mundo audiovisual.

¿Qué ocurre aquí?

¿Cuáles son realmente los colores primarios?

Para responder a esta pregunta, hay que recordar qué es el color, y cómo lo percibimos.
Como saben, la luz visible corresponde a una parte del espectro electromagnético.
Cada color corresponde a un intervalo de frecuencias muy concreto.
De menor a mayor frecuencia, encontramos el rojo, naranja, amarillo, verde, azul
y violeta: los colores del arco iris (sí, he omitido el añil; tal vez algún día hable de eso).
Nuestros ojos son unos sensores de luz, que reaccionan dependiendo de la intensidad
y la frecuencia de la misma, convirtiendo los estímulos luminosos en información,
que es enviada al cerebro para su proceso.


Pero resulta que nuestro ojo no es un espectroscopio con demasiada resolución en lo que a frecuencias se refiere.
La detección del color la realizan unas células llamadas conos que reaccionan ante determinado rango de frecuencias.
Y resulta que sólo tenemos tres tipos de conos, que reaccionan ante el rojo, el verde y el azul.

Entonces

¿cómo vemos los demás colores?


Bueno, cuando decimos que un cono reacciona sólo ante un color, estamos exagerando un poco.
Los conos reaccionan ante un rango más amplio de frecuencias, pero tienen una respuesta máxima en una frecuencia determinada.
Así, los conos «rojos», no sólo reaccionan ante la luz roja,
sino también ante la naranja y amarilla, aunque en menor medida.
Lo mismo ocurre con los otros dos tipos de conos, y el resto de colores.
Cuando llega luz amarilla a nuestro ojo, los conos rojos y verdes se excitan,
y nuestro cerebro interpreta esa combinación como correspondiente al amarillo.


Esto tiene como consecuencia algo muy interesante.

Si a nuestros ojos llega una combinación de luz roja y verde, ambos tipos de conos se excitan,
y nuestro cerebro lo interpretará como amarillo, pese a que no estamos recibiendo nada en el rango de frecuencias correspondiente al amarillo.
Es decir, no somos capaces de distinguir entre luz amarilla y una mezcla adecuada de luz roja y verde, aunque sean cosas completamente diferentes.
Es por esto que podemos engañar a nuestros ojos (y por tanto, a nuestro cerebro),
y generar toda la gama cromática que podemos percibir (o casi; ya lo veremos),
utilizando únicamente mezclas de luz roja, verde y azul (obviamente, variando sus intensidades para generar los distintos colores).
Por eso se les llama colores primarios.
Y de hecho, así es como funciona una televisión o un monitor de ordenador.
La pantalla está dividida en diminutos puntitos, que sólo pueden emitir luz roja,
verde o azul.

Detengámonos un momento para estudiar la mezcla de colores, y descubrir algo interesante.
Como he dicho, combinando luz roja y verde, percibimos amarillo. Mezclando luz verde y azul, percibimos un azul celeste o aguamarino, denominado Cian.
Mezclando luz roja y azul, percibimos lo que llamamos Magenta.
Y he aquí lo curioso, y es que el magenta no corresponde a ningún color espectral, es decir, un rango de frecuencias concreto (como ocurre con el amarillo, por ejemplo).
Fíjense que es una especie de violeta rojizo (rosado, más bien).
Estaría entre el rojo y el violeta.

Pero estos colores son los extremos del espectro visible,
y el magenta no corresponde a ninguna frecuencia entre estos extremos.
Es un color «inventado» por el cerebro, y al hacer de transición entre el violeta y el rojo, nos permite organizar los colores en lo que se denomina rueda.
Sin este color, no podríamos «cerrar» el abanico de colores,
y tendríamos una «recta cromática» en vez de un círculo.
Y hablando del violeta
¿Cómo lo percibimos si nuestro cono receptor de más alta frecuencia está en el azul?
¿Cómo lo obtenemos combinando los colores primarios mencionados?
Bueno, cuando mencioné que mezclando luz roja, verde y azul, podíamos obtener toda la gama cromática percibible, añadí un «casi».
El Violeta espectral es decir, el violeta que corresponde a determinado rango 
de frecuencias del espectro, el violeta «de verdad», para entendernos, no es reproducible mediante este sistema. 
Y esto será una sorpresa, pero implica necesariamente que el violeta no es exactamente reproducible en una televisión o pantalla de ordenador.
Podemos aproximarnos mucho, pero no obtener el tono exacto.
¿Y qué pasa con lo que nos enseñaron en el colegio?
¿Acaso no es empíricamente comprobable que mezclando
pintura amarilla y azul obtenemos verde?
Bueno, que siempre hemos estado hablando de luz.
Al mezclar luces de colores diferentes, estamos añadiendo componentes
 de diferente frecuencia.
Un objeto que no emite luz por sí mismo, es visible porque refleja la luz que recibe
 de otro sitio (bueno, y porque bloquea la luz que pueda tener detrás).
Cuando vemos un objeto de color rojo, lo que ocurre es que sólo refleja la luz roja, y absorbe las demás.
Si mezclamos pigmentos de distintos colores,
el resultado final será un pigmento que refleje mayoritariamente aquellas frecuencias que ya reflejaban los pigmentos originales.
Así, una pintura que refleja la luz verde y la azul, la percibimos como cian.
Un pigmento que refleja la luz roja y la verde, lo percibimos como amarillo.
Si los mezclamos, obtenemos uno que sólo refleja la luz verde.
Fíjense que en vez de añadir componentes, los estamos «restando».

Así, tenemos que el rojo, verde y azul son colores primarios aditivos (pues al combinarlos, las frecuencias se «suman»), mientras que el cian, magenta y amarillo son colores primarios sustractivos (puesto que al combinarlos, las frecuencias se «restan»).
En una mezcla aditiva, el color resultante es más luminoso, mientras que en una mezcla sustractiva, el resultado es más oscuro (algo lógico, 
pues estamos añadiendo luz en el primer caso, y quitándola en el segundo).
Otra forma de denominarlos, es mediante las siglas de los nombres de los colores en inglés. Así, al modelo de mezcla aditiva se le denominaRGB(Red, Green, Blue), y al de mezcla sustractiva se le denomina CMY (Cyan, Magenta,Yellow), aunque en el mundo de la impresión a color, se denomina CMYK, ya que se le añade el negro
(la K, es de key, por motivos históricos
, o bien deblack; no lo sé a ciencia cierta
), puesto que obtener el negro a partir de la mezcla de pigmentos no ofrece resultados óptimos

¡Hey! Un momento.

Si los colores primarios sustractivos son cian, magenta y amarillo
¿qué pasa con lo que nos enseñan en el colegio?

¿Está mal?

Pues aunque pueda sorprender a muchos, 

en cierta forma sí.

El modelo
RYB
, que es como se le denomina se basa en teorías del color del siglo XVIII,
y hoy se sabe que es incorrecto.
Sin embargo, imagino que por inercia social, y porque sirve para obtener
una gran gama de colores, se sigue utilizando actualmente en pintura,
y es el que se enseña en el colegio.
Resumamos un poco, para no perdernos.
Tenemos tres modelos diferentes de combinación de colores (y por tanto, tres grupos de colores primarios): el modelo aditivo o RGB, utilizado en informática, 
vídeo e iluminación; el modelo sustractivo o CMYK, utilizado en impresión; y el modelo clásico o RYB, utilizado en pintura.
No puedo evitar una reflexión... Hemos visto que percibimos la mezcla de luz roja y verde como luz amarilla.
Percibimos de igual forma dos realidades diferentes, lo que corrobora la idea de que el mundo que percibimos no corresponde necesariamente con el mundo real.

Pero ahora nos preguntamos

¿cómo sabemos que existe esta diferencia,
si nuestra vista no es capaz de distinguir los dos casos?

Pues gracias a la ciencia.
La ciencia nos permite entre otras cosas, construir aparatos para superar las limitaciones de nuestros sentidos
(sabemos que la materia está formada por átomos, aunque no podamos verlos).
Nos permite también contrastar nuestra concepción del mundo con la realidad
(mediante la experimentación, elemento fundamental del método científico).

Así pues, aunque nuestra percepción del mundo no corresponde necesariamente 
con la
realidad del mundo, la ciencia nos acerca hacia esa realidad.

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