lunes, 14 de noviembre de 2011

Por qué nacimos...?


Después de un sueño de cien millones de siglos hemos abierto
 al fin los ojos en un planeta suntuoso, 
de colores rutilantes y repleto de vida. 

Dentro de algunas décadas deberemos cerrarlos de nuevo. 

¿Qué manera de invertir nuestro breve tiempo bajo el sol puede ser 
más noble y esclarecedora que trabajar para comprender el universo
 y nuestro despertar en él? 

Así contesto cuando se me pregunta 
(cosa que, para mi sorpresa, ocurre con frecuencia) 
por qué me molesto en levantarme por las mañanas.

 En otras palabras...

¿no es triste irnos a la tumba sin habernos 
preguntado nunca por qué nacimos? 

¿Quién, con ese pensamiento, no saltaría de la cama ávido de continuar descubriendo el mundo y felicitándose de formar parte del mismo?

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