Son las veinticuatro horas, un minuto y quince segundos del nuevo día
y como todos sin fallar uno, se escuchan los pasos del comedor al recibidor
y viceversa.
La sombra y el candelabro se mueven un crepúsculo más y lo asumo.
Quiere que nos mudemos pero ya prefiero convivir con este ser,
lo percibo casi de la familia y por supuesto, necesito saber porqué todas
las noches y a la misma hora sale,
se pasea y vuelve a desaparecer hasta
la nueva alborada.
Después de haber pasado por esto,
no me quedo con la intriga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario