Dentro de unos miles de millones de años, el Sol se expandirá hasta formar una estrella gigante roja.
Su atmósfera se extenderá más allá de la órbita de la Tierra, planeta que junto a Mercurio y Venus serán engullidos.
La mayoría de los astrónomos pensaba que éste será el final del planeta Tierra, pero el satélite Kepler de la NASA ha descubierto dos planetas que parece que han sobrevivido a un evento de este tipo.
De confirmarse el hallazgo con futuros avistamientos y la hipótesis de su origen con modelos numéricos, tendremos que cambiar el futuro que le espera a la Tierra según todos los libros de texto.
La vida no sobrevivirá al cataclismo, pero el planeta Tierra, cual ave fénix, renacerá de sus cenizas. Nos lo ha contado Eliza M. R. Kempton, “Planetary science: The ultimate fate of planets,” Nature 480: 460–461, 22 December 2011, haciéndose eco del artículo técnico de S. Charpinet et al., “A compact system of small planets around a former red-giant star,” Nature 480: 496–499, 22 December 2011.
¿Cómo es posible que estos dos planetas
sobrevivieran a tal terrible cataclismo?
Los investigadores creen que se trataba de planetas gigantes gaseosos cuando la estrella quemaba hidrógeno para producir helio, como nuestro Sol ahora mismo.
En aquella época estos planetas estaban más alejados.
Cuando la estrella consumió todo el hidrógeno de su núcleo se expandió
para convertirse en una estrella gigante roja que engulló las órbitas
de los dos planetas.
Esta órbitas redujeron su radio en espiral y los planetas perdieron su envoltura gaseosa.
Por razones aún desconocidas, la gigante roja expulsó sus capas más externas y más frías de forma temprana y se transformó en una estrella subenana
de tipo B (estrella subenana caliente con tipo espectral B).
El núcleo rocoso de los planetas gaseosos sobrevivió a este cataclismo y ahora presentan órbitas muy cercanas a la subenana con periodos muy cortos (5,8 y 8,2 horas).
El método utilizado por Charpinet y sus colegas para detectar estos dos nuevos planetas difiere del método habitual que utiliza el Satélite Kepler de la NASA (medir cómo se reduce la luz de la estrella cuando pasa el planeta
por delante de su disco).
La subenana caliente KIC 05807616 es una estrella variable que varía su brillo a intervalos regulares. Al analizar (mediante transformada de Fourier)
las oscilaciones de la luz de esta estrella en detalle los autores observaron dos señales periódicas superpuestas a la variación principal del brillo de la propia estrella.
Esas señales periódicas (de amplitud muy pequeña, unas diez mil veces menor que la señal principal) revelaron la presencia de los dos nuevos planetas,
que se encuentran muy cerca de su estrella (a 0,0060 y 0,0076 unidades astronómicas; una unidad astronómica es la distancia entre la Tierra y el Sol, y Mercurio se encuentra a unas 0,39 u.a.).
Estimar el tamaño de estos planetas es difícil, pero los autores creen que tienen un tamaño similar a la Tierra.
Lo sorprendente del hallazgo es que nadie hubiera apostado a priori que un par de planetas pudieran sobrevivir a un cataclismo estelar de esta magnitud.
De hecho, algunos astrónomos dudan que estos planetas sean un remanente del sistema planetario original; para ellos podrían haberse formado a partir
del material expulsado por la gigante roja cuando se transformó en subenana caliente.
La única manera de estar seguros de que los planetas sobrevivieron al cataclismo es el avistamiento de nuevos ejemplos similares en los próximos años; además, las simulaciones numéricas de la dinámica de sistemas planetarios, en las que nunca se había estudiado esta posibilidad
con detalle, aportarán información relevante sobre si estas aves fénix planetarias pueden existir o no.
Un resultado como éste, publicado en Nature, nos hace plantearnos una posibilidad interesante...
¿sobrevivirá la Tierra a la transformación de nuestro Sol en gigante roja?
Hace un mes nadie hubiera apostado por ello.
Ahora habrá que considerar en serio esta posibilidad.
Lo único que se puede decir ahora mismo es que nadie conoce la respuesta, aún.
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