Un evento de tal magnitud y de tan profunda importancia, que probablemente cambiará la forma en que vivimos nuestras vidas y apreciamos todo lo que nos rodea.
Un descubrimiento que ampliará nuestra visión del cosmos del mismo modo en que se amplió la concepción del mundo para los europeos al descubrir América.
¡No estamos solos en el Universo!
¡Finalmente hemos recibido pruebas irrefutables
de vida inteligente ahí afuera!
La noticia no es realmente nueva, no puede decirse que el día de hoy se descubrió vida inteligente.
Organizaciones como la NASA, la ESO y el instituto SETI se venían guardando la noticia desde hace algún tiempo, precisamente el 18 de Noviembre de 2010: ese fue el día que E.T. llamó y dijo “¡Hola, estoy en casa!”.
Pero antes de dar a conocer tan colosal noticia se debieron tomar diversas precauciones, para no precipitarse y asegurarse, más allá de toda duda,
que el descubrimiento fuese real.
A continuación narraré como sucedió este maravilloso evento
y luego discutiré las implicaciones que tiene para nuestras vidas.
Todo comenzó una fría noche de otoño, el 18 de noviembre de 2010,
en el Instituto SETI (siglas en inglés de “Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre”) ubicado en Mountain View, California.
En SETI se utilizan distintos radiotelescopios ubicados en diferentes partes del mundo para capturar y analizar señales electromagnéticas provenientes
de distintas regiones del espacio.
Desde que se inició el proyecto en la década del 70 hasta ese día de otoño, nada inusual había sido captado por los radiotelescopios, solo ruido natural producto de la radiación electromagnética.
Sin embargo ese día, exactamente a las 10:13:42 PM (PST),
uno de los gigantescos radiotelescopios captó una extraña señal de naturaleza artificial, y las alarmas del SETI empezaron a resonar.
La doctora Eleanor Foster y su equipo se encargaron de analizar la señal
y realizar todas las verificaciones necesarias para descartar fuentes terrestres, como satélites o interferencias con otros radiotelescopios.
En palabras de la doctora Foster:
"Nunca voy a olvidar el momento en que aquel monitor mostró una señal claramente artificial, mi corazón dio un vuelco y empezó a latir precipitadamente.
Luego recordé que soy científica y como tal debía corroborar que no hubieran otras explicaciones para dicha señal.
Pusimos manos a la obra y en algunos días descartamos cualquier otra explicación.
Me contacte con otros centros de SETI en diferentes lugares del mundo y les pedí que apuntaran sus radiotelescopios hacia el mismo lugar: la señal estaba allí, era real, todos la estaban detectando.
¡La señal debía provenir de alguna inteligencia extraterrestre!"
La señal provenía de las cercanías inmediatas de la estrella Groombridge 1618, una enana poco brillante ubicada a 15,89 años luz del Sistema Solar, en la constelación de la Osa Mayor. La primer increíble implicación de este descubrimiento es que el mensaje estuvo viajando por casi 16 años para llegar hasta nuestro planeta.
En el año 1995 una inteligencia extraterrestre nos estaba enviando un mensaje y nosotros recién ahora lo hemos recibido.
Otra implicación (y complicación) es que si enviamos una respuesta al mensaje, cosa que todavía no ha sido decidida, tardará otros 16 años en llegar a destino.
El mensaje en sí mismo, como no podía ser de otra forma, es de naturaleza matemática.
Siempre se postuló que cualquier civilización inteligente que desarrollase una tecnología como la nuestra (o superior) debe poseer inevitablemente conocimientos matemáticos similares (o superiores) a los nuestros.
Las matemáticas son el lenguaje universal por excelencia y la forma más precisa de explicar y describir a nuestro universo, y solo a través de ellas se pueden evitar ambigüedades, imprecisiones y malos entendidos.
Cuando el equipo de la doctora Foster (y otros equipos de científicos alrededor del mundo) empezaron a analizar el mensaje, descubrieron que tras una serie de pulsos intermitentes de origen claramente artificial, se escondían los más reconocidos teoremas matemáticos, que toda civilización tecnología debería conocer, entre ellos: el Teorema de Pitágoras, el Teorema de Números Primos, el Teorema de Fermat y muchas otras formulas reconocidas de cálculo infinitesimal, series y ecuaciones diferenciales.
Pero lo más sorprendente estaba aún por venir.
El día 23 de agosto de 2011, científicos de uno de los más importantes anexos de SETI ubicado en Reino Unido, realizaron el descubrimiento que revolucionaría todo este increíble suceso.
El equipo científico del doctor Matthew Joss descubrió una impresionante frecuencia secundaria por debajo de la señal principal.
Esta segunda secuencia contenía una extremadamente rápida variación de pulsos, similares a un apagado y encendido alternativo.
Sabiendo que la informática humana funciona de una forma similar, mediante alteraciones de bits entre 1 y 0 (encendido y apagado, respectivamente),
el equipo del doctor Joss dedicó meses a idear un traductor que permitiese procesar la segunda señal como si se tratase de bits informáticos.
Lo que obtuvieron como resultado es para muchos el descubrimiento más importante de la historia moderna de la humanidad: una especie de transmisión en “video” de procedencia extraterrestre.
Para poder visualizar lo que se ha considerado como la primer transmisión televisiva interestelar, se tuvieron que aplicar varios filtros en diferentes frecuencias electromagnéticas, debido a que parece ser que el sistema visual de la inteligencia extraterrestre es muy diferente al nuestro, y captan frecuencias electromagnéticas diferentes y más cercanas al infrarrojo, que nosotros no podemos captar con nuestros ojos.
Aplicando los filtros correspondientes, se obtiene el video más increíble en la historia de la humanidad: una “filmación” real de un planeta extrasolar, orbitando alrededor de una estrella distinta y en un sistema estelar diferente al nuestro, desde el interior del mismo planeta.
El video, que se entiende como una especie de “documental” extraterrestre, nos muestra un mundo más allá de nuestra imaginación, con increíbles paisajes naturales y asombrosas metrópolis artificiales con una tecnología que no podemos ni siquiera empezar a concebir.
En el documental interestelar también podemos apreciar las formas de los seres extraterrestres que se han comunicado con nosotros, y no son nada parecido a lo que hemos visto anteriormente en películas de ciencia ficción o en falsos documentos sobre OVNIS. Aunque los extraterrestres parecen tener una biología basada en el carbono, al igual que la nuestra, su fisonomía no se parece en nada a la humana: aunque no se parecen a nada que hayamos visto o podamos ver en la Tierra, lo más similar para explicar a estos seres sería una combinación entre una medusa gigante, una planta carnívora, una lamprea y una araña. Pero aún así, si combináramos a todos esos animales en miles de forma distintas, jamás obtendríamos algo tan extraño como nuestros vecinos extraterrestres.
Aunque los científicos esperaban encontrar rasgos de cultura similares a la humana en el mensaje de video enviado, hasta el momento no se ha podido encontrar nada similar.
Aunque algunos de los paisajes naturales mostrados en el video se asemejan a paisajes conocidos de la Tierra y otros planetas del sistema solar,
las construcciones artificiales de los extraterrestres no son ni siquiera parecidas a nada que hayamos visto o construido en la Tierra.
Todo parece desorganizado, hay formas geométricas distribuidas de formas inexplicables y construcciones que no podemos comparar con nada conocido.
De cualquier modo aun queda mucha información por analizar y los científicos a cargo del proyecto no descansan tratando de encontrar algo que podamos relacionar con lo que conocemos como cultura, ciencia o tecnología.
¿Cuáles son algunas de las implicaciones de este extraordinario descubrimiento?
En primer lugar y principal: no estamos solos.
Ya no podemos decir que somos una excepción en el universo, o que somos especiales, o que cierto “creador” imaginario nos diseñó “a imagen y semejanza”.
Ahora tenemos evidencia certera de que existe vida en nuestro propio vecindario cósmico, y no solo eso, sino que esa vida ha conseguido evolucionar (creemos que a través de la selección natural, como sucede en nuestro planeta) hasta adquirir lo que denominamos “inteligencia”.
Y no solo eso, sino que usando esa inteligencia ha logrado alcanzar un grado de tecnología lo suficientemente avanzado como para comunicarse con nosotros.
Otra increíble implicación es que, de acuerdo a teorías probabilísticas e incluso utilizando la famosa “ecuación de Drake”, los científicos ahora estiman que la vida es un fenómeno increíblemente común en el Universo.
Cuando todavía no habíamos recibido el mensaje extraterrestre, existían básicamente dos opciones: o la vida era algo increíblemente extraño, una rareza, una excepción monstruosa en el Universo y en la Tierra se encontraba la única muestra existente de esta rareza, o la vida era de lo más común en el Universo y surgiría en cualquier lugar donde se diesen las condiciones necesarias.
A través de cálculos probabilísticos se sabía que no cabía la posibilidad de un punto medio, donde la vida estuviera en algunos lados si y en otros no,
o hubiera un esparcimiento “normal” del fenómeno de la vida: debería ser increíblemente raro o increíblemente común.
Con el descubrimiento de este mensaje ahora podemos confirmar que
la vida es un fenómeno sumamente común y abundante en nuestro universo.
Podemos estar (casi) seguros de ello, pues hemos encontrado vida inteligente a solo 16 años luz de distancia, cuando nuestra galaxia tiene
un diámetro total de 100.000 años luz y el Universo visible tiene por lo menos 13.700 millones de años luz de diámetro.
Analizando esos parámetros y tomando los cálculos probabilísticos,
la vida debe estar en todos lados.
Sólo existe una pregunta que no nos deja dormir a los científicos:
¿debemos responder?
Aquellos que han dicho que no deberíamos responder el mensaje,
como el conocido científico Stephen Hawking, lo hacen por el miedo de que la civilización extraterrestre presente algún riesgo
o peligro para nuestra propia civilización.
En palabras (un tanto robóticas) del propio Hawking:
“Si su tecnología es tan avanzada como creemos que es, nada bueno podría resultar de un contacto con ellos.
Se ha probado en la historia de la humanidad que un contacto entre una civilización más tecnificada con una menos avanzada, siempre ha concluido con la extinción total de la segunda.
Y en este caso podemos estar seguros que nosotros somos la civilización menos avanzada.”
Sin embargo, existen aquellos optimistas que afirman que cualquier civilización evolucionada debe ser racional, lógica y pacífica.
Además la señal con el mensaje nos llegó directamente a nosotros, de lo cual podemos deducir que los extraterrestres conocen exactamente nuestra ubicación.
Puesto que la señal se mandó en la misma frecuencia que nosotros estábamos escuchando, también podemos deducir que tienen algún método para saber que estamos aquí, que estamos escuchando y en qué frecuencia lo hacemos (es bastante improbable que hayan acertado el mismo rango de frecuencias por azar).
Muchos opinan que haríamos el ridículo si no respondemos el mensaje; sería como quedarnos escondidos a plena luz del día, cuando ellos saben que estamos aquí y observan cómo nos escondemos.
Por otro lado, otras preguntas importantes en caso de responder:
¿Qué deberíamos decir?
¿Qué clase de mensaje deberíamos enviarles?
¿Quién debería hablar por la Tierra?
¿Sería nuestra respuesta tan extraña e inexplicable para ellos,
como su mensaje lo es para nosotros?
Además de todas estas cuestiones por resolver, también sabemos que cualquier mensaje que enviemos en el presente, debemos esperar al menos otros 32 años para recibir nueva respuesta.
Es probable que los científicos que se encarguen de enviar el mensaje nunca lleguen a conocer cuál es la nueva respuesta, si es que recibimos una.
Sin duda, estamos frente al descubrimiento del siglo,
del milenio y de la historia.
Y fue un descubrimiento que literalmente nos “llegó del cielo”:
solo tuvimos que expandir nuestros oídos y escuchar.
Ahora sabemos fehacientemente que existen otras formas de vida en otros rincones del universo.
También sabemos que esas formas de vida alcanzaron lo que llamamos inteligencia, y que tenemos al menos unos vecinos galácticos con capacidades tecnológicas como las nuestras.
Ya no somos el centro del universo, ya no somos especiales
ni diseñados a imagen y semejanza de nadie.
Pero tampoco estamos solos.
Podemos mirar el cielo nocturno, maravillarnos con las estrellas
y saber que hay alguien ahí afuera, sintiendo lo mismo que sentimos, pensando lo mismo que pensamos y preguntándose las mismas preguntas.
Y lo mejor todavía está por venir.
Fuentes Oficiales:
- SETI Found Inteligent Life Out There!
La estrella Groombridge 1618 mencionada
en el artículo como zona de origen de la señal.
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