domingo, 8 de enero de 2012

Lapsus...

Cuando el cuerpo se abstiene,

 devienen fiebres insólitas.

Los fríos de Junius no pueden con algunos fuegos
que encendió Mefisto en los Idus marzianos. 

Ya la paz otoñal hizo su intento y huyó avergonzada dejando caer su manto de impotencia.

Nadie teme que los frecuentes visos húmedos siquiera turben su intensidad: porque es alabanza de los fieles ofrendar el sudor de sus cuerpos.

Loas al que arrastra las brasas y se consume eternamente sin agotarse nunca.

 Arde sin más y condena: Julius será la estiba de muchos y mes de sol.

 Y fue así que el Toblerone (amargo y suizo) 
se escurrió en las fauces impías como magma.


No hay comentarios: