Me llega su murmullo ondeante y se me agita el alma.
Me substrae el alborozo y se lo lleva sensual
hacia allá donde pierde su figura.
Aferra mi mirada en su llanura y el bastión de mi firmeza se desarma.
Besa mis pies y me derrito sin que haya sol que me licue.
Despierta aves lisonjeras y gráciles que ofrendan
con su vuelo mil visiones apetecibles a mi tacto:
Quiero volar.
Quiero ser gaviota y descender en picado sumergiéndome en la frialdad más profunda en busca de corales ignorados e ignorarme junto a ellos, desconocerme, no saberme piel, no sentirme sangre,
no apercibirme de mis huesos.
Ser alas, branquias, líquido, mar…
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