Antes de nada, te recomiendo leer “El agua contaminada alrededor de Fukushima no supone un peligro para el consumo humano,” lainformacion.com, 03 Apr. 2012.
Lo que más me ha llamado la atención del artículo técnico son estas imágenes de simulaciones por ordenador del transporte de los radioisótopos (Cs-137) en el océano.
Las figuras de la izquierda representan el transporte oceánico debido a las emisiones por vía aérea y las de la derecha las debidas a los vertidos de agua contaminada que fue utilizada como refrigerante en los reactores.
Las simulaciones utilizan un modelo bidimensional (luego los puntos representan valores promediados en la dirección vertical) y se basan en las ecuaciones de flujo geostrófico a las que se ha añadido cierto ruido estocástico para simular la variabilidad natural.
Estos círculos están tanto por encima como por medio de la corriente
de Kuroshio (ver figura de abajo), cuyas veloces aguas se funden en esta región del oeste de Japón con la corriente del Pacífico Norte.
El “temperamento” de estas corrientes complica terriblemente
las estimaciones precisas del transporte oceánico de cualquier cosa en esta región. El artículo técnico es Ken O. Buesseler et al., “Fukushima-derived radionuclides in the ocean and biota off Japan,” PNAS, online before print April 2, 2012 [pdf gratis].
La cantidad de radiactividad vertida en el océano por el accidente de Fukushima es muy grande (los autores la estiman en unos
∼2 PBq de Cs-137), pero el océano es inmenso y las corrientes oceánicas
en la región son muy fuertes; tal ingente cantidad de radiactividad
se ha transportado en un área oceánica de 150.000 km² (una inmensidad). Por ello, “los científicos han encontrado restos de radiactividad
a 300 kilómetros de la central, pero por debajo de los niveles considerados peligrosos para la fauna y para el consumo humanos.”
Antes de 2011, los niveles de contaminación por Cs-137 en esta región
del océano Pacífico rondaban ∼1–2 Bq/m³ (recuerda que 1 Bq es 1 desintegración por segundo, un valor ridículo por lo pequeño que es).
En junio de 2011 los niveles de radiactividad eran bastante más altos,
de hasta 3900 Bq/m³ a 30 km de la costa de Fukushima (no se tomaron medidas más cerca) y de hasta 325 Bq/m³ a unos 600 km de ella
(el cociente entre los isótopos Cs-134 y Cs-137 es indicio claro de que la fuente era la central nuclear).
La corriente de Kuroshio supuso una barrera infranqueable para esta contaminación y al sur de la corriente los niveles más altos observados fueron de 3 Bq/m³.
En la actualidad estos niveles de contaminación son muy inferiores.
Los científicos tomaron muestras de agua para anazliar el zooplancton
y los peces pequeños que se alimentan de él, y encontraron niveles
de radiactividad unos 150 veces inferiores a los límites legales japoneses para el pescado de consumo humano (500 Bq/kg de peso).
Este límite legal equivale a niveles de radiactividad en el agua de
90.000 Bq/m³.
Puede parecer un valor muy elevado pero hay que recordar que los oceános presentan niveles de radiactividad natural del orden de 12.000 Bq/m³
de K-40 (unas 3 veces mayores que los niveles de Cs-137 encontrados
por los investigadores en la zona más cercana a la costa que han estudiado, a unos 30 km de la central nuclear).
A veces olvidamos fácilmente el “temperamento”
y la inmensidad del océano.
fuente: NRA-Tokio