Seguramente -me digo cuando busco soluciones- la tranquilidad es de los pocos derechos que aún podemos ejercer con calma,
porque nos basta con no perder los nervios y cerrar los ojos
y quedarnos con nosotros mismos.
Pero, bueno, quizás haríamos bien en no estar buscando tantas soluciones
al mundo ni preocuparnos tanto y tanto por la verdad y sí, en cambio,
buscar aquella verdad con la que, aun no siendo perfecta,
al menos podamos vivir.
Y es que quizás sea cierto que, como decía la vagabunda de la leyenda, todavía hay una gran diferencia entre tratar de sorber todo el océano
o beber de los arroyos.