La calle es un sitio solitario no hay transeúntes,
sólo sombras inertes que tropiezan entre sí.
Sombras, seres alienados, miembros ad honorem del club de consumidores.
Sombras, desvanecidas, en el ajetreo cotidiano
de dolores vernáculos regalando
al prójimo desmigajados gestos de humanidad si afán lo permite.
Sombras, temerosas, desconfiadas unas de otras compartiendo
el mismo espacio,el mismo tiempo la misma huella,
el mismo cielo el mismo sol,
misma lluvia eslabones de una misma cadena
y al fin sombras humanas nada más...