lunes, 21 de mayo de 2012

Aquellos 1000 espejos rotos...


Un fuerte grito que se escucha en la distancia, quizá en el segundo o tercer piso... las cortinas cubren las ventanas y no permiten la vista hacia el interior; por eso nadie se percata del asedio silencioso detrás de la urbanidad.
 La armonía doméstica es sólo la farsa del espejismo de su matrimonio
 y allá afuera el mundo entero sin sospecharlo.
Y mientras más observo a través de sus verdaderos "yo"
 más siento como si me estrellara contra 1000 espejos rotos 
y entre miles de fragmentos que lo reflejan todo, es imposible ocultarse;
 no hay donde esconderse. 
Y mientras afuera las luces brillantes de una ciudad no son capaces
 de opacar lo que se vive dentro. 
Aunque tema más que a nada salir de esta habitación 
y ver los 1000 espejos rotos, creo que ya es hora...
  ¿Quiénes son los culpables? ¿Quiénes son quienes tendrás que reparar las gruesas cicatrices? 
Porque no debemos dejar a nuestros hermanos sangrando...
 Y ya es hora.