Sonrisa de oriente.
Su encanto rosado se posa por un momento sobre las nubes
ligeras que osan surcar los cielos matutinos.
Abajo, sobre la superficie lisa del agua, yace una bruma romántica
en la que los barcos sueñan que son naves de antaño
a la espera de una aventura memorable.
Es una hora mágica que transforma nuestro mundo
en una tierra aún onírica donde el viento es el límite.