Shakespeare recita por dos mangos
sonetos de papusas engañadas
y en lungas madrugadas
evoca el historial de algunos tangos,
con los bepis del rioba más guarangos
persigue damiselas descarriadas,
Julietas trasnochadas
le lustran el charol de los tamangos;
a falta de malenas y de musas
(excusas
de poeta mal habido),
recuerda cierta mina de hace mucho,
manga un pucho
y escribe el tango reo del olvido.
Del libro De diluvios y andenes.