Pesaban el cuerpo unos minutos antes de morir.
Pesaban el mismo cuerpo unos minutos después de morir.
Una simple sustracción matemática
debía indicarles el peso del alma.
Pienso en ello, ahora,
mientras observo aquel,
las palabras todavía untuosas
como las plumas de un pájaro recién nacido.
Y me pregunto si, una vez leído,
también pesará menos.
Como un cuerpo cuando pierde el alma.