domingo, 19 de agosto de 2012

aquella Ofrenda...


Aburrido de ver el mismo cielo   
(ese espacio fingido de la nada),  
con fuerza inusitada
Dios arroja su vara contra el suelo;
con espuma de barro y terciopelo,
al embrujo de aquella magrugada,
en un acto de alquimia delicada
le dio forma carnal a su desvelo;
el novato animal frente al abismo  
del tiempo y su constante,  
avanza, retrocede, trastabilla,   
se para ante el espejo de si mismo,
maldice ser Adán y en ese instante  
se arranca por amor una costilla.


Del libro Oceanario.