sábado, 18 de agosto de 2012

Einstein y....Marie Skłodowska Curie

Marie Skłodowska Curie, una diminuta física polaca que vivió la mayor parte de su vida en París, es una de las científicas más famosas a nivel mundial; no sólo fue una mujer pionera en un mundo dominado por los varones, también fue la primera persona en recibir dos premios Nobel. Einstein y Curie no tuvieron una relación extremadamente estrecha, pero su fama simultánea aseguró que se encontrasen a menudo.

Marie Curie ganó su primer premio Nobel, en física, en 1903, y el segundo, en química, en 1911. Trabajando en colaboración con su marido, Pierre Curie (1859-1906), Curie ganó los premios Nobel por el descubrimiento de los elementos radioactivos polonio y radio, fundando esencialmente la ciencia de la radioactividad. La pareja recibió su primer premio juntos, pero Pierre murió atropellado por un coche de caballos antes de que Curie ganase el segundo premio.

Einstein conoció a Curie no mucho después de que ella ganase su segundo premio Nobel [en la imagen, en esa época]. 
Ambos fueron invitados a la Primera Conferencia Solvay en Bruselas 
Poco después de la conferencia, Curie escribió una recomendación profesional para el desenvuelto físico de 31 años. 
Dijo, “He admirado mucho los trabajos publicados por Monsieur Einstein en cuestiones concernientes a la física teórica moderna. [...] en Bruselas, donde asistí a una conferencia en la que Monsieur Einstein participó, pude apreciar la claridad de su mente, la amplitud de su documentación y la profundidad de su conocimiento. 
Si se considera que Monsieur Einstein es aún muy joven, se tiene todo el derecho para depositar las mayores esperanzas en él y verle como uno de los teóricos importantes del futuro”. 
Einstein y Curie se hicieron amigos en la conferencia, llevando incluso a sus hijos de excursión juntos a un paso en los Alpes cerca de Engadine en 1913.
Los dos físicos también coincidieron brevemente en política mundial. En 1922, Curie fue clave a la hora de convencer a Einstein para que se uniera a la recientemente constituida Comisión Internacional de Cooperación Intelectual, dependientemente de la Sociedad de Naciones. En esta comisión, aparte de Einstein y Curie, estaban entre otros Henri Bergson, Bela Bartók, Thomas Mann, Salvador de Madariaga y Paul Valéry. Curie escribió “Mi sensación es simplemente que la Sociedad de Naciones, aunque aún imperfecta, es una esperanza para el futuro”. Durante un tiempo Einstein estuvo de acuerdo, pero menos de un mes después de su incorporación, las posiciones políticas de Einstein se vieron alteradas por el asesinato del ministro alemán de exteriores, el judío Walther Rathenau. Consternado por estar representando a Alemania en la Comisión, Einstein escribió a Curie, “Me he dado cuenta de que un antisemitismo muy fuerte reina en el entorno que se supone represento en la Sociedad de Naciones y [...] no puedo estar de acuerdo con este papel de representante o mediador. Pienso que lo comprenderás perfectamente”. Curie no lo comprendió. Intentó que cambiase de opinión, y finalmente Einstein volvió para otro período con la sociedad.
A pesar de sus desencuentros políticos, Einstein fue una de las muchas figuras prominentes que acudieron en ayuda de Curie cuando fue atacada en la prensa por una aventura que tuvo con Paul Langevin, alumno de Pierre Curie, más joven que ella y casado

Aunque la historia ha demostrado que sí ocurrió, Curie siempre lo negó. Einstein creyó a Curie y afirmó que los rumores eran estupideces. “Ella no es lo suficientemente atractiva como para llegar a ser peligrosa para nadie”, declaró. 
Una afirmación muy interesante viniendo de un hombre que tendía a tener
 problemas con las mujeres 
(y que más de una vez sucumbió a esos asuntos “peligrosos”, 
pero eso será motivo de otra entrada, o entradas).
 Esta frase de Einstein nos habla también de la larga amistad intelectual entre Einstein y Curie. El que Curie fuese una mujer no llegó a entrar en la cabeza de Einstein.
Tras años de exposición a la radiación debido a su trabajo, Marie Curie murió el 4 de julio de 1934. Un año después, Einstein escribió un elogioso homenaje para un acto en recuerdo a Curie el 23 de noviembre de 1935, en el Museo Roerich de Nueva York. 
“Fue para mí una fortuna estar unido a Madame Curie durante veinte años de sublime y perfecta amistad. Llegué a admirar su grandeza humana sin límite. 
Su fuerza, su pureza de voluntad, su austeridad consigo misma, su objetividad, su juicio incorruptible, todas estas son virtudes que raramente se encuentran en un sólo individuo.

Experientia Docet