Quizás sea de noche. Quizás también silencio.
Y quietud en las esquinas, los espacios, el tiempo...
Esta vez muerto, o suspendido.
Es la noche, cosmopolita. Los ángeles duermen sus alas sin ruido.
Caen plumas. Quizás nieve.
Y los dioses, todos los dioses, bostezan, o duermen.
Me parece noche. Por la oscuridad. Por el sueño.
Por el cansancio que me vence me hunde y me duerme. Sobre el frío.
En las manos, los bolsillos. Debía ser invierno.
O un otoño con los pies helados.
Pero seguro es la noche.
Como una escalera llena de sombras. Y una lámpara débil, difusa, manchada de una luz tenuemente amarilla.
Pasan minutos, quizás horas, pero la oscuridad es la misma.
Y el sueño crece en las pupilas. Y borra.
Quizás sea de noche.