El manuscrito llegó a mi nombre a la oficina de correos.
Cuando, ya en casa, lo abrí, en vez del libro que esperaba encontrar aparecieron unas cuantas hojas fotocopiadas y la carta.
El remitente, que no revelaba su nombre, aseguraba que aquellas páginas escritas
en ático eran un tesoro...
Un “diálogo de Platón desaparecido”.
Cuando conseguí que se calmase me di cuenta que era uno de los diálogos más famosos
e influyentes de Platón, el Timeo, que trata sobre el origen del universo y de la física, realmente estaba previsto que fuese una trilogía.
La segunda parte era otro diálogo llamado Critias, que se consideraba inacabado,
y la tercera se especulaba con que estuviese centrada en uno de los personajes del Timeo, Hermócrates.
Los documentos eran un diálogo al estilo platónico donde la voz cantante la llevaba un personaje llamado Termócrates.
Un análisis del contenido y, habida cuenta de algunos cambios de estilo y referencias, podríamos estar ante una copia romana datada en el primer siglo antes
de la era común de un original griego.
Lo que sigue a continuación es esa traducción.
Hemos intentado ser fieles en lo posible al texto.
Algunos términos digamos “técnicos”, que hacen referencia a dispositivos desconocidos para la historiografía griega, los he adaptado a la terminología moderna, como, por ejemplo, “refrigerador”.
Se ha hecho una conversión de la unidades citadas para favorecer la comprensión
del lector moderno.
También hemos resaltado en negrita algunas de las conclusiones más importantes.
El diálogo se desarrolla entre un filósofo sin ocupación conocida, Termócrates, y dos ciudadanos atenienses, Mochatónides y Faetón, que discuten sobre la naturaleza del calor durante cinco jornadas.
Termócrates adopta una actitud socrática, preguntando y guiando para que sean sus discípulos por sí mismos los que descubran la verdad.
Hasta donde hemos podido comprobar todas las ideas de Termócrates son físicamente correctas y muy avanzadas para su presunto tiempo.
Rogamos a los físicos que lean el texto hasta el final antes de sacar sus espadas.
Un ensayo sobre el contenido físico del diálogo aparecerá próximamente, en el que incluiremos una breve bibliografía sobre esta presentación
de la física térmica.
Termócrates o La entropía
Jornada primera
Mochatónides: Hoy realmente hace calor, venid y guarezcámonos debajo de esta parra hasta que refresque.
Faetón: Bueno, lo de que hace calor te lo parecerá a ti. Porque no hay forma de saber cuánto calor hace, ni cuánto frío, todo depende de la persona que lo sienta.
Termócrates: Efectivamente, la sensación de calor depende de distintos factores y varía con las personas, pero el calor es una noción clara y distinta en física.
Mochatónides: Ilústranos, ¡oh, maestro!
Termócrates: Sabéis que el universo es matemáticas y todo filósofo que se precie describe el mundo en términos de unas cantidades que varían. Por eso cada cosa que podemos observar, y medir, la llamamos variable. Ambos sabéis cómo se llama la variable que nos permite describir el estar más caliente o más frío...
M: ¡La temperatura!
T: Correcto. Pero con una sola variable no se puede hacer física. La física pide relaciones entre variables. Por tanto necesitamos otra variable con la que poder describir lo caliente y lo frío. Estoy seguro de que también conocéis esta segunda variable. Es la que nos dice cuánto calor hay en un cuerpo, en otras palabras, la cantidad de calor. Una botella de agua caliente, por ejemplo, contiene calor, siempre y cuando el agua esté caliente. Ahora necesitamos un nombre para esta variable que veremos que se mueve de un sitio a otro.
F: Si está en las cosas y se puede mover, llamemos entropía a la cantidad de calor.
T: Bien. Tenemos la temperatura, que medimos en grados y, como dice Faetón, la entropía que mediremos en carnots, otro nombre inventado. Ahora mirad este cántaro con agua de la fuente que está a 18 grados y este otro que tiene la misma cantidad de agua pero que está al sol y a 54 grados. ¿En qué cántaro hay más entropía?
M: En este, el que está a más temperatura.
T: Bien. Ahora vierto un poco de agua de este otro. Tenemos ahora dos cántaros con agua a la misma temperatura pero en uno hay más agua que en el otro, ¿dónde habrá más entropía?
F: Está claro, en el que contenga más agua.
T: Correcto. Pues esta pequeña reflexión nos permite tener nuestras primeras reglas, a saber, la primera es que cuanta mayor es la temperatura de un objeto, más entropía contiene y la segunda es quecuanta más cantidad de materia (a esto lo llamamos masa) tiene un objeto, más entropía contiene. Pero esperad, hemos dicho que debemos describir el mundo usando las matemáticas. Si en este cántaro hay 100 carnots y vierto un cuarto en este otro, ¿cuánta entropía hay en éste?
M: Eso es fácil, Termócrates. 25 carnots.
F: Siempre se te dieron bien las matemáticas complejas, Mochatónides.
T: Bien. Y, ¿dónde están las 75 que faltan, Faetón?
F: En el otro cántaro.
T: Correcto. Tenemos dos variables pues, una depende de la cantidad de materia y decimos que es extensiva, que es la entropía, y la otra no depende de la cantidad de materia, que es la temperatura y decimos que es intensiva.
M: ¡Qué interesante, Termócrates! Pero sigamos la conversación mañana que ya ha anochecido y debo atender a mi anciano padre.
T: Sea.
Jornada segunda
Termócrates: Bien hallados. Continuemos con nuestra investigación que ahora comienza a ser realmente interesante. Hay aquí un cántaro con agua caliente, que meto en este otro cántaro mayor que contiene agua fría, ¿qué pensáis que ocurrirá?
F: La temperatura del caliente bajará y subirá en el grande.
T: Puedes explicarme qué pasa usando la entropía.
F: No creo tenerlo claro, Termócrates.
M: Está claro, la entropía va del cántaro interior al exterior.
F: Realmente eres bueno en el pensamiento abstracto, Mochatónides.
T: Os atrevéis a formular una regla.
F: Vas muy rápido, Termócrates.
M: Yo, sí: la entropía va de lo caliente a lo frío.
T: Correcto. Si lo queremos decir más formalmente sería que la entropía fluye por sí misma de los lugares a mayor temperatura a los lugares a menor temperatura. Cuando esto ocurre el cuerpo más caliente se enfría y el frío se calienta. En otras palabras, la diferencia de temperatura disminuye. Cuando las temperaturas se han igualado completamente, el flujo de entropía se para. A este estado le pondremos un nombre, ¿cuál sugieres Faetón?
F: Bueno es un estado de equilibrio y, en honor tuyo Termócrates, lo llamaremos equilibrio termocrático.
M: Muy largo me parece, ¿por qué no equilibrio térmico?
F: Está bien, sea. Pero dejémoslo por hoy que me duele la cabeza.
T: De acuerdo, continuemos mañana, pero recordad que hoy hemos aprendido que una diferencia de temperatura provoca un flujo de entropía.
Jornada tercera
Termócrates: Espero que estés mejor hoy, Faetón. Recordaréis que decíamos ayer que la entropía va por sí misma de lo caliente a lo frío. Baja la pendiente de temperatura por su propia iniciativa. Sin embargo, pasa algunas veces que nosotros los humanos queremos que la entropía vaya cuesta arriba. ¿Qué podemos hacer?
F: No sé de qué hablas, Termócrates. Me siento confuso.
M: Tampoco yo sé a qué te refieres, Termócrates.
T: Sabéis, porque lo discutimos al hablar del aire, que el aire fluye de los lugares de mayor presión a los de menor presión. Sale de una vejiga inflada pero no entra en ella. ¿Qué hemos de hacer para hacer que el aire entre en la vejiga, para inflarla?
F: Soplar.
T: Correcto. Esa fuerza que nosotros hacemos al soplar hace que el aire se mueva en contra de su tendencia natural. El filósofo Palaciósides llama a los dispositivos que solucionan problemas, bombas. Usando este término podemos decir que la bomba infla la vejiga haciendo que el aire vaya de un sitio de menor presión a otro de mayor presión. Si queremos que la entropía vaya de lo frío a lo caliente, en contra de su tendencia natural, tenemos que forzarla también. Y aunque no sepáis cómo hacerlo podéis decirme qué nombre le pondríamos a este dispositivo.
F: Una bomba de entropía.
T: Hoy estás rápido, Faetón. Me gusta el término. Pero imagino un día en el que en cada casa habrá una de estas bombas de entropía, pero que los sofistas en su confusión las llamarán bombas de calor, y la gente común refrigeradores o incluso neveras, porque se formará nieve en su interior. Y las usarán para llevar la entropía de los alimentos al exterior de cámaras para así tenerlos frescos. Pero bueno, esto son imaginaciones mías. Ya desbarro, dejémoslo por hoy.
Jornada cuarta
Termócrates: Mirad, un ladrillo que he recogido por el camino. Y yo me pregunto, ¿cuánta entropía contiene el ladrillo? ?Cuánta entropía puedo sacar de él?
M: Termócrates, apiádate de nosotros. Es muy temprano.
T: ¿Os habéis dado cuenta de que os he hecho dos preguntas?
F: ¿Cómo que dos? Has hecho una.
T: No, dos. Primero cuanta entropía contiene y, segundo, cuánta puedo sacar de él.
F: Pero eso es como preguntar lo mismo, ¿no? Cuando tengo una medida de cerveza en una jarra, puedo sacar una medida.
T: Lo que está muy bien para la cerveza, pero tú y yo, Faetón, conocemos situaciones en las que se puede sacar más de lo que hay.
F: ¡Oh, sí! Mi cuenta con Aberrónidas. Deposité con él la herencia de mi madre y ahora le debo 15 dracmas.
T: Entonces, ¿qué pasa ahora con tu cuenta?
F: Ese usurero de Aberrónidas me ha permitido que me endeude sin avisarme.
T: Es decir, que tienes una deuda de 15 dracmas o, lo que lo mismo, tus posesiones son menos 15 dracmas. Estoy convencido de que existen fenómenos físicos en los que ocurre algo parecido, como esos experimentos frotando ámbar, pero centrémonos en la entropía. ¿Qué pasará con ella? A diferencia de otros que no consideran mancharse las manos, yo soy partidario de hacer experimentos o, al menos, de fijarme en los experimentos que hacen otros. Puedo aseguraros que, independientemente del esfuerzo que hagáis y de lo grande que sea la bomba de calor que uséis llegaréis a una temperatura que no podréis superar y esa temperatura es -273 grados. ¿Cómo explicaríais la existencia de este límite?
M: La temperatura no puede bajar más porque ya no hay nada más que bombear. No queda entropía en el ladrillo.
T: Y esto es cierto para cualquier cuerpo. Por tanto tenemos otra regla: la temperatura más baja que un cuerpo puede tener es -273 grados y a esta temperatura el cuerpo no contiene nada de entropía. De paso hemos resuelto nuestra segunda pregunta: no existe entropía negativa. No podemos sacar más entropía de la que hay dentro. Y daos cuenta también de que yo puedo definir una nueva escala de temperaturas, haciendo que el cero de la escala sea nuestro -273, de forma que esta escala de temperatura, ¿cómo la llamarías, Faetón?
F: Escala irreductible.
M: Mejor, ¡absoluta!
T: Bien, llamémosla absoluta. Tenemos pues la escala absoluta de temperaturas. Dejémoslo por hoy, empieza a refrescar.
Jornada quinta
Mochatónides: ¡Qué frío! Termócrates, tu casa está helada.
T: Bueno, ya sabes lo que significa calentar la habitación.
M: Sí, tenemos que aumentar su contenido de entropía.
T: Correcto. ¿Y cómo podemos hacerlo?
F: Yo no sé vosotros, pero yo voy a encender un buen fuego.
T: ¿Y qué ocurrirá cuando lo enciendas, Faetón?
F: Pues no sé qué quieres decir. Habrá una llama, supongo.
M: ¡La entropía vendrá de la llama!
T: Y, ¿cómo se introdujo en la llama?
M: No se introdujo, se origina en ella. Se produce en la llama.
T: Has captado la esencia de la entropía de forma excelente, Mochatónides. La entropía puede crearse durante la combustión.
F: Cuando estuve en Egipto vi cómo los sacerdotes practicaban un arte en el que la mezcla de sustancias generaba calor y, por tanto, entropía.
T: Muy bien, entonces, ¿cómo podemos generalizar esta idea?
F: Pues si consideramos que la combustión también forma parte del arte egipcio, podemos decir que la entropía puede crearse por los procesos de la khemeia. Pero esto suena raro, así que propongo decir que la entropía puede crearse por reacciones químicas. No sé, se me acaba de ocurrir la expresión.
M: ¡Por Atenea, que hoy estás creativo, Faetón!
T: Me parece bien, pero ¿qué estás haciendo con las manos, Mochatónides?
M: Las froto para entrar en calor.
T: Por tanto...
M: La entropía puede crearse por fricción mecánica.
F: Está comprobado que el frío nos agudiza el ingenio.
T: Hemos querido calentar algo y lo hemos logrado. Pero, mi té contiene demasiada entropía para mi gusto, está muy caliente. ¿Cómo puedo enfriar mi taza de té?
F: Pues esperas.
T: Correcto. ¿Y qué pasa entonces con la entropía?
F: Sale de él, que está caliente, y se va a la habitación, que sigue estando fría.
T: Pero la habitación no parece que se caliente por ello.
M: Sí se calienta.
T: Pero yo no lo percibo...
M: Eso es porque la habitación es muy grande comparada con la taza de té. Aún recuerdo lo que nos contaste el primer día que hablamos de este tema.
T: Me acabáis de decir que la entropía puede producirse. La entropía aparece sin que haya que quitarla de otra parte. ¿Existe algún método por el que yo la pueda destruir?
F: ¡Buf! Ni idea...
M: No sé, déjame pensar...
F: Yo diría que no.
M: Claramente, no.
T: ¿Por qué no?
M: Pues porque no. Por que as así. La entropía no puede destruirse.
T: Acabáis de descubrir lo que los filósofos llaman una de las leyes fundamentales del universo: la entropía puede crearse pero no destruirse.
F: Pues vaya tontería. No parece muy impresionante.
T: Lo es, lo es. A poco que reflexionéis un poco lo veréis. Os diré que muchos filósofos y sofistas han intentado demostrar su falsedad sin éxito. Y si se han esforzado tanto es por las consecuencias que para el universo tiene una regla como esta.
M: ¡Por todos los dioses! Si esta regla es cierta la entropía en el universo sólo puede aumentar.
T: Y más cosas...
F: A mi se me ocurre que entonces el tiempo no puede ir hacia atrás, pero me parece una estupidez.
T: Es cierto, Faetón. Si en un proceso se crea entropía, ese proceso no puede ir para atrás, ya que ello significaría que la entropía se está aniquilando, lo que está prohibido según nuestra regla. Por tanto, los procesos en los que se produce entropía son irreversibles.
M: Se me ocurre que habría que definir lo que es proceso, cuáles son sus límites, qué cosas se consideran parte del proceso y cuáles no...
F: Y también cómo se transporta la entropía, calcular cuánta entropía puede mover una bomba...
M: Y lo que pasa en los cambios de hielo a agua y de agua a vapor...
F: Y qué materiales pueden contener más entropía que otros...
T: Bien, bien. Veo que ya están equipados para investigar por ustedes mismos.
Mi misión mayéutica está cumplida.
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