Aquella noche se representaría su última función.
La pareja cómica más famosa de los últimos tiempos dirían adiós a un público que, tras varios lustros de éxitos, le había sido fiel, acompañándoles
en cada actuación y llenando las salas de aplausos y risas.
Demasiadas desavenencias y disputas tratando de ser el líder.
Lo que comenzó siendo “Bautista y Bruno, la pareja cómica del siglo”
pasó por sucesivos cambios en los neones… “Bruno y Bautista, los cómicos”, hasta llegar a ser lo que eran en la actualidad “B & B”;
su último nombre artísitico y quizá el único consensuado por ambos.
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Una larga carrera de triunfos que terminaría aquella misma
noche con su última actuación.
Minutos antes de salir a escena en el camerino que, a pesar de sus diferencias, aún compartían comenzaron a escucharse voces que se fueron alzando; palabras cargadas de reproches y faltas de respeto procedentes
de uno y otro lado. La discusión fue subiendo de tono, acompañada de golpes
en paredes y ruidos de cristales.
Los operarios del local, que estaban más próximos, percibieron el tremendo escándalo que, una vez más, el dúo estaba provocando.
Sin embargo esta vez parecía diferente; más violento.
El productor, el dueño de la sala, el responsable del atrezzo y todos cuantos pudieron acercarse lo hicieron ante la inmensa trifulca montada en el camerino.
Después de unos minutos de ruidos y voces se hizo el silencio y tras el último golpe seco, Bautista abrió la puerta del camerino, saliendo de él con la cara salpicada de sangre y las manos desolladas cubriendo su pecho…
Esta vez la bronca había llegado demasiado lejos.
Al otro lado de la puerta, la visión era dantesca.
Muebles rotos tirados por el suelo, los espejos del camerino destrozados
en mil pedazos, salpicaduras de sangre en todas direcciones,
flores de admiradores deshojadas por el suelo y del techo, colgado del cuello
con una larga corbata, el cuerpo resquebrajado de Bruno, el muñeco
que durante tantos años había sido su otra mitad sobre los escenarios…