domingo, 15 de septiembre de 2013

Cerró el paraíso...

Foto: Adán Gomez se había casado con Eva da Silva, la única hija del viudo Zeus Da Silva.
 Se amaban y eran felices con poco. Adán se encargaba de administrar la frutería y verdulería “El paraíso” que pertenecía de toda la vida a la familia Da Silva.
 Vendían un poco de todo pero en particular manzanas,
 las mejores del barrio.

 Cierto día llegó a “El paraíso” Áspid Averno, a la que le decían
 "la bicha", una mujer bonita y sumamente sexi. 

Era alta y delgada y su piel por demás suave. 
Se movía serpenteando todo el cuerpo al andar y los chismes hablaban de su vida libertina y desenfadada. 

De inmediato atrajo la mirada de los hombres pero sobre todo la de Adán, quien a partir de ese día y para congraciarse con la bicha comenzó a regalarle una manzana por día que la joven devoraba delante de Adán y de los otros hombres provocándolos con sus labios rojos y sus dientes blancos. 

Hasta que Eva descubrió todo aquel juego erótico y llorando se lo contó a su padre.

 Zeus, furioso, echó a Adán de “El paraíso” para siempre. 

Condenado a estar solo Adán Gómez mira, triste, desde la ventana del bar en la vereda de enfrente, “el paraíso”, que ya no vende manzanas.


Adán Gomez se había casado con Eva da Silva, la única hija del viudo Zeus Da Silva. Se amaban y eran felices con poco.

 Adán se encargaba de administrar la frutería y verdulería “El paraíso” que pertenecía de toda la vida a la familia Da Silva.

 Vendían un poco de todo pero en particular manzanas, las mejores del barrio. Cierto día llegó a “El paraíso” Áspid Averno, a la que le decían "la bicha", una mujer bonita y sumamente sexi. 

Era alta y delgada y su piel por demás suave. 
Se movía serpenteando todo el cuerpo al andar y los chismes hablaban de su vida libertina y desenfadada.
De inmediato atrajo la mirada de los hombres pero sobre todo la de Adán, quien a partir de ese día y para congraciarse con la bicha comenzó a regalarle una manzana por día que la joven devoraba delante de Adán y de los otros hombres provocándolos con sus labios rojos y sus dientes blancos. 

Hasta que Eva descubrió todo aquel juego erótico y llorando se lo contó a su padre. Zeus, furioso, echó a Adán de “El paraíso” para siempre. 

Condenado a estar solo Adán Gómez mira, triste, desde la ventana del bar en la vereda de enfrente, “el paraíso”, que ya no vende manzanas.