jueves, 19 de septiembre de 2013

Las dos almas... Calendario de instantes. (30602)


Asma, arritmia y fallos de memoria. 
En el fondo nada preocupante, achaques propios de los años y el desgaste. 
No en vano si mi ordenador fuera un perro o un gato estaríamos hablando de un anciano venerable.
 Y de algún modo así es: podríamos decir que está más allá de la vejez, que ha logrado superar la obsolescencia, esa etapa en la que debió ser sustituido por una computadora más acorde con los tiempos. 
Ahora ya es demasiado tarde para eso, deshacerse de él sería una crueldad intolerable. 
Así que llegaremos juntos hasta el final, sin recriminaciones, sin melodramas.
Entre tanto y para aliviar su reumatismo pongo al aire sus entrañas y le hago un poco de limpieza con aspirador, 
paño y bastoncillo de algodón.
 Es la única actualización que puede permitirse. 
Pero antes me quedo un rato contemplando embobado sus dos almas: la de silicio, tan prolija como hermética, y esa otra tejida de cables y ventiladores, demasiado mecánica para lo que uno esperaría del refinamiento tecnológico. 
No deja de ser curioso que precisamente este entramado visceral sea el encargado de enfriar los arrebatos calculadores
 de la máquina.
 Aunque el polvo cubre las dos almas por igual,
 las amalgama.
Enseguida vuelven a brillar las placas y las aspas. 
Lo reanimo y parece que su respiración se normaliza, aplazada por un tiempo la sorda vibración del estertor. 

De nuevo escucho apenas un débil ronroneo.