jueves, 30 de enero de 2014

En aquellos 15 años... (32928)



En el mundo de entonces las mujeres usaban medias con costuras y los muchachos ya no nos poníamos traje para ir a todas partes, aunque seguía siendo obligatorio en las fiestas de 15 y los casamientos. 

Podíamos estar toda la noche sin plata, hasta amanecernos en la esquina de casa hablando macanas y riéndonos de cualquier cosa. Las chicas tenían nombre de chicas, Nilda, Amelia, Cristina, Olga, Marta, Cecilia, Liliana y los muchachos nombres de muchachos, Juan, Pedro, José, Diego, Alberto, Carlos, Gustavo.

 Las suegras tenían cara de suegras, se vestían como suegras y te miraban -te examinaban- como suegras, así que ojito.

El mundo era del twist o del rock, pero los boleros no terminaban de pasar de moda, y siguen resistiendo y el tango no existía, era para los viejos,
 para los que habían pasado de los 30, gente de antes. 

En los asaltos, las chicas llevaban canapés en galletitas Criollitas y los muchachos una Coca o una Crush. ¿Cerveza?, sí había, pero la madre de la chica sacaría carpiendo a los muchachos si se animaban a llevar unita aunque sea. 

La música era en el Winco de la dueña de casa que además ponía sus discos a disposición de la fiestita.

Jugábamos a la pelota, al básquet, a la paleta, al tenis y pare de contar.
 Las chicas eran de pelota al cesto y nosotros íbamos a alentarlas y a mirarles las piernas, qué tanto.

 Todas eran jóvenes en ese entonces, salvo dos o tres que ya tenían las mismas poses y tics de las madres y los muchachos también porque no se usaba la panza ni las arrugas ni el pelo moro, menos teñido, 
quién te ha visto y quién te ve.

¿Te vestías a la moda?, qué petitero.
 ¿Eras bromista?, andabas cachando, qué cachaciento que eras.

 ¿El mejor alumno?, un traga. 
Un mersa era un mersa y un cursi no era lo mismo.
 Algunas chicas se dejaban atracar y otras te sacaban carpiendo. Había olfas, existía la oficina de personal y reparto a domicilio.
 Algunas mujeres andaban de luto y otras de medio luto por respeto al finado.

Cuando llegaron los chetos el mal olor se coló en el ambiente, 
pero uno no estaba para esos trotes y con más de veinte años en el documento empezaba a tirar para jovato.