Erigiéndose al norte de la ciudad de Cusco en Perú, la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán se destaca por sus muros formados por rocas cortadas en excéntricos ángulos y ajustadas con una precisión envidiable. Con el aniquilamiento de la nobleza inca desaparecieron de la memoria humana las técnicas que permitieron la construcción de esta maravilla arquitectónica… Pero ese conocimiento perdido quizás pueda recuperarse en parte. Según el investigador Derek Cunningham, los ángulos de las piedras que conforman los muros, tal como si se tratara un megalítico rompecabezas, estarían escondiendo un secreto: alineaciones astronómicas.
El Dr. Cunningham, autor del libro Un Largo Viaje: 400,000 años de Ciencia de la Edad de Piedra, propone en su nueva teoría que las antiguas civilizaciones desarrollaron una escritura a partir de arcaicas formas geométricas, teniendo como referente principal el estudio de los movimientos de la Luna y el Sol. De acuerdo a su teoría, los valores astronómicos considerados centrales para la predicción de eclipses, son convertidos en «valores angulares». En total, el Dr. Cunningham ha identificado 9 estándares en ancestrales dibujos de varias culturas alrededor del mundo, además de otros valores secundarios ocasionalmente observados en el arte regional. Ahora, afirma haber descubierto que estos mismos valores también están presentes en la construcción de los muros de Sacsayhuamán.
Valores astronómicos podrían hallarse en la disposición angular de las rocas que forman los muros de Sacsayhuamán. Imagen: Derek Cunningham.
El período real de la órbita de la Luna tomando como referencia las estrellas fijas se llama mes sideral, porque es el tiempo que toma la Luna para volver a la misma posición entre las estrellas fijas en la esfera celeste. Vale aproximadamente 27 1/3 días por término medio. Con este número los astrónomos pueden calcular fácilmente que la Tierra se mueve aproximadamente 1 grado por día alrededor del Sol, y, haciendo observaciones más minuciosas, deducir una temporada de eclipses cada 6.511 meses draconíticos. Otros parámetros importantes para predecir eclipses son el ángulo de inclinación de la órbita lunar (5.1) y la nutación (la ligera oscilación del eje terrestre causada por la influencia gravitacional de la Luna). Finalmente, el valor de 11 grados puede encontrarse en muchos monumentos y artefactos neolíticos, número que corresponde a la diferencia entre un año solar y uno lunar.
No se limitaría a los ángulos en la disposición de las rocas, sino también al diseño de los muros y el complejo en general que, a vista área, revelan valores astronómicos. Imagen: Derek Cunningham.
Estos valores astronómicos habrían sido traducidos por los incas y otras culturas en valores angulares y plasmados en la piedra. Otros lugares donde se observan dichos valores homólogos a los de Sacsayhuamán, serían los caminos localizados frente a la Gran Pirámide de Guiza, y en las líneas que forman el cuerpo del Gigante de Atacama.
«El potencial de la idea para explicar algunos de los misterios de sitios como las pirámides de Egipto o el Gigante de Atacama en Chile, obviamente es controversial», dice el Dr. Cunningham en un artículo publicado en Popular Archaeology. «Pero si es correcto, entonces podría reescribir algunos aspectos de nuestro entendimiento, no solo de la Edad de Piedra, sino de la historia entera.
Y si, por el contrario, los eruditos prueban que esta teoría astronómica es incorrecta, entonces seguiremos adelante sabiendo que ha sido debatida lo suficiente.
Lo que es más intrigante aquí, es tener la posibilidad de abrir una nueva ventana a nuestro pasado».