
Si le preguntan al Universo qué opina acerca de la teoría del Big Bang dirá que no recuerda su nacimiento, a menos que se someta a una terapia regresiva. Y aun así, teme acabar imaginándoselo. Al Universo le desconciertan estas preguntas, porque tiene mucha faena en seguir creciendo como para preocuparse de cuando era pequeño. Por otra parte, si el Universo tiene traumas será porque le gustan sus vibraciones.
El Universo se expande y en su viaje aleja entre sí a muchas de sus partes. Nadie imagina dónde acabará su viaje, si encontrará su límite o qué extraño motivo le llevará a replegarse. Sólo sabe que el crecimiento es una razón suficiente para seguir adelante.
Quizás un día se dé la vuelta y se proponga regresar a su origen y traerse de nuevo todas las cosas a su punto de partida. Quizá el Universo quiso que sus átomos gozaran de una experiencia y la eternidad sea su margen. En todo caso, cuando lo haga, lo tomará como otro viaje.
Expanderse o contraerse al Universo le trae sin cuidado, pero si algo le gusta mucho de lo segundo es que cuando regrese, todo serán encuentros.
adolfocanals@educa.r
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