miércoles, 19 de marzo de 2008

Bip...bip...bip.


Le fascinaba el cielo de noche, se sentía absorber, se dejaba caer hacia el abismo de las galaxias, visitaba en su imaginación mundos distintos, disfrutaba sintiéndose intemporal, tocando la eternidad por un momento.

No era una sensación frecuente pero la buscaba constantemente, es probable que esto la hiciera olvidar el frío y la soledad de su planeta.

Allí, se comunicaba a veces con los árboles, los tocaba, dejaba fluir el afecto a través de sus dedos de acero hacia la corteza, le parecía sentir al cabo de un rato….la respuesta, plantaba semillas sólo para verlos nacer.

Descuidaba por estos pequeños momentos de felicidad, las tareas que le eran asignadas diariamente, era un robot imperfecto, incapaz de seguir el ritmo de los demás, lenta en sus razonamientos y en su trabajo, no lograba encajar en la gran maquinaria, ni seguir las pautas establecidas. Sí, definitivamente un engranaje deficiente.

Sus compañeros la tocaban con sus pinzas robóticas, emitiendo suaves “bip- bip” destinados a ordenar los sistemas.

“Bip-bip, hay que trabajar ordenadamente”, decían, Pero que es esa vibración? preguntaban

La vibración surgía de su interior con una longitud de onda no reconocida que asombraba a unos y divertía a otros que sonreían despectivamente.. Era involuntaria y generaba una corriente azul plateada que emanaba espontáneamente de sus pinzas y chocaba contra la gruesa coraza de sus compañeros sin lograr atravesarla y en cada intento agotaba sus reservas de energía ..

Hasta que un día comprendió…esas imperfecciones en sus sistemas era lo que le permitía volar, sentir, vibrar, asombrarse, intuir, apartarse de las pautas establecidas, buscar las puertas de las estrellas….

Trató de comunicar su descubrimiento, pero su vibración no fue reconocida, los rígidos sistemas no pudieron incorporarla.

La desarmaron finalmente, alteraba a los demás tanto alboroto, y surgió la noche fría y silenciosa, sin vibraciones extrañas, poblada de estrellas distantes…con las que nadie soñaba

Adolfocanals@educ.ar

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