miércoles, 19 de marzo de 2008

Es cuestión de tiempo.


Nos conocimos en el jardín , los dos teníamos 5 años entonces.. Recuerdo que se asustaba cuando le contaba acerca de ellos, eran pequeños, los escuchaba correr en su interior y la hacían llorar aunque no quisiera. Llegaban hasta mezclarse en sus sueños, haciendo que se despertara aterrorizada.

Los años pasaron y ella había aprendido a perseguirlos, pero ahora, ya más grandes, tenían acceso a sus archivos, abrían sus cajones desordenándole los recuerdos, desparramándole las angustias que prolijamente guardaba y descubrían donde escondía sus viejos dolores. Decía que a veces, por cortos períodos de tiempo, lograba encerrarlos y se sentía feliz, pero luego volvían a arruinarle momentos que debían ser buenos.

Hace poco volví a verla. La encontré distinta, alegre, distendida, segura, como nunca antes y se lo dije.

_ Pasa que contraté un cazador de duendes _ ,dijo ella _ su técnica es aparentemente sencilla: solo debo recostarme, y dejar correr mis pensamientos. Entonces ellos creyéndome distraída, se asoman, son muy curiosos.

El cazador se sitúa a mi espalda para no ser visto, y los confunde y desconcierta con su voz.

Ahora es él quien desordena mis angustias, libera mis odios, saca a la luz viejos dolores y se ríe de mis duendes que no entienden qué sucede.

Quizás uno de estos días yo también aprenda a reírme de ellos.
Quizás, incómodos, decidan irse, o quizás, finalmente, él los atrape uno a uno.

Ahora sé que todo es cuestión de tiempo.

Adolfocanals@educ.ar

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